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jueves, marzo 28, 2024

Los ojos

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Génesis 24:29-30 “Y Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la fuente. Y cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana…”

¿Quiere usted conocer a alguien por dentro sin necesidad de hacer una disección? Solo vea donde pone sus ojos.

Los ojos son el espejo del alma. Es a través de nuestros ojos que se manifiesta lo que bulle dentro de nosotros. Odio, rencor, tristeza, dolor o alegría son algunas de las emociones que se reflejan en los ojos de las personas. Y es lo que tenemos dentro del alma. Hoy, a causa de las mascarillas es difícil ver una sonrisa, a menos que veamos los ojos de quien la lleva puesta. Porque a través de ellos podemos saber si nos están sonriendo o no. Los ojos sonríen cuando el alma ríe. También es cierto que los ojos lloran cuando el alma sufre.

Jesus, cuando quería enseñar algo profundo a sus discípulos dice la Escritura: “…y viéndolos a los ojos…” También nos advirtió algo: “…cuiden bien lo que ven…” Eso indica que nos mostramos abiertamente a través de los ojos. Hay miradas asesinas: el cuchillo está en el alma. Hay miradas de odio: el fuego arde dentro de nosotros. Hay miradas de ternura y amor, el terciopelo está en el corazón.

Cuando más adelante de la historia de Labán y Jacob, empezamos a ver lo que debimos haber visto desde mucho antes. Porque cuando Jacob llegó al campamento de Labán y Raquel, ya este muchacho dio muestras de su pasión por lo material. Nos asombramos de lo materialista que era con su sobrino que lo exprimió a su gusto y lo engañó con el matrimonio de sus hijas. Pero el secreto está en su primera mirada. Lo primero que vio cuando Jacob llegó fueron las joyas. No vio a su sobrino. No vio su soledad ni su necesidad de familia. Fue el dinero. Donde Labán puso sus ojos, allí puso corazón. Lo primero que Jacob vio fue a la bella Raquel. Allí puso su corazón. Lo que Labán vio lo arrastró a una vida de engaños y trampas.

Estamos en la frontera de un nuevo año. ¿En donde están puestos sus ojos para más adelante? ¿En el fracaso? ¿En el dolor de la pandemia? ¿En las restricciones? ¿En la falta de oportunidades en el mundo? La Biblia nos lo dice bien claro: “puestos los ojos en Jesus…”

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