La misión de los pastores en Alemania en la segunda guerra mundial después de los bombarderos y la post guerra fue sumamente dura, casi por un siglo ellos habían manejado de manera convencional los servicios religiosos, los miembros eran constantes en la asistencia, el cambio de iglesia no era un factor común, en el fin de la guerra muchas de las personas que eran parte de estas iglesias (con un promedio de 150 miembros) no volvieron a llegar, según la historia lugares como Hamburgo los pastores iban a pararse en las ruinas donde estuvo su iglesia, cada domingo a la hora de costumbre, aunque no llegara nadie, nunca supieron si algunos de los feligreses fallecieron, fueron prisioneros, o simplemente perdieron sus deseos de congregarse, pero los pastores ahí estuvieron.
Esto cambió de manera absoluta la manera de enfrentar el dolor y la perdida de lo conocido porque tuvieron que replantarse, no en cuestión de doctrina, pero si en cuestión de actitud, reflexionando que los tiempos habían cambiado. Aunque la palabra renovarse se le debe al espíritu, la única manera de vencer temores a lo desconocido, temores a como establecernos como pastores o líderes religiosos en un tiempo de pandemia y post pandemia solo lo podemos hacer con un panorama nuevo, siendo mentalmente claros en cuál es la atribución que Dios nos ha dado, con base a esa atribución podemos plasmar nuestra responsabilidad y por consiguiente vamos a seguir siendo eficientes en nuestro llamado.
La iglesia Alemana y muy probablemente las iglesias de Europa después de la segunda guerra mundial tuvieron que replantearse, y aunque existe mucha desolación en la fe europea, no hay duda que también hay un avivamiento gracias a la emigración latina que trajo una frescura alrededor de muchos países en Europa donde se reúnen comunidades cristianas, creo que tenemos que interpretar eso para nosotros, y saber que la palabra dice “Esfuérzate y se valiente” y luego le agrega otras dos: no temer y no desmayar, dos NO y dos acciones positivas, esforzarme y ser valiente y las otras prohibido temer y prohibido desmayar, porque si estamos claros de nuestra responsabilidad y de pararnos aun en las ruinas de lo que un día fue una iglesia y predicar a través de las redes o del vínculo directo, estoy seguro que a su tiempo también veremos la cosecha, y ese avivamiento será sobre este país y sobre aquellos lugares donde se ha establecido a Jesús como Señor de Señores en el corazón del individuo.