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jueves, marzo 28, 2024

Pidiendo protección parte 3

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Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal. Mateo 6:13

Mis hermanos, la semana pasada compartía sobre de cómo cada uno de nosotros conocemos perfectamente en que área tendemos a ser más débiles y que por esto debemos suplicar e implora la ayuda del Señor, de manera que cuando te venga la tentación o incluso cuando hayas caído en ella, pidas de su gracia! Y que si reconoces un punto en el que tú seas extremadamente débil, por favor no te acerques a esa situación ¡huye! Lo importante es que no pequemos contra el Señor y no deshonremos el nombre de Jesús.

Es también muy importante clamar al Señor para que podamos salir victoriosos de las pruebas que Él permite que pasen en nuestro diario andar. Muchas veces seremos probados para ver si en nuestro corazón realmente hay fe, obediencia, amor al Señor y al prójimo.

Recordemos cuando Moisés le trató de entregar a Israel los estatutos que Dios había dispuesto para su pueblo elegido. El Señor les estaba confirmando con ello que los había probado, manteniéndoles errantes durante cuarenta años en el desierto. Fueron momentos en los que Israel tuvo muchos problemas, pero Dios había permitido esto para ver lo que había en el corazón de su pueblo.

Deuteronomio 8:2 dice:
“Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tú Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.”

Cuando los problemas llegan, la salud se quebranta, las finanzas se ponen escasas ¿qué hay en nuestros corazones?, para que nosotros pasemos este tipo de pruebas, debemos clamar al Señor, sino lo hacemos, el enemigo ganará terreno, nos enfriará, nos desalentará, nos llevará por los caminos no apropiados y le habremos fallado al Padre. Recuerda que todo el tiempo debes vivir suplicando que El Señor te libre de las tentaciones, de las maquinaciones de aquellos que quieren hacerte daño, tanto a ti como a tu familia, a tus hermanos en Cristo, a tus pastores y líderes. Es por este motivo que nuestras oraciones también deben ser preventivas. ¡No debemos olvidar que nuestro Dios es de eternas misericordias y siempre listo para librarnos de la tentación y protegernos del maligno!

El enemigo está trabajando constantemente para que fallemos, sólo le interesa destruirnos y lograr así que otros no crean en el Señor. Por eso, como creyentes, tenemos la gran responsabilidad de no dañar el corazón de los débiles en la fe, es decir los recién convertidos, por lo que debemos ser cuidados de no comprometer nuestro testimonio. Por ejemplo, evitar permanecer en lugares donde vendan o consuman bebidas alcohólicas, ya que aunque no las ingiera podré servir de piedra de tropiezo para algún hermano recién convertido que me vea en dicho lugar. Cuídate, entonces, de hacer, decir cosas o frecuentar lugares que puedan empañar tu reputación y dañar al hermano débil en la fe.

Te cito otros ejemplos:

  • Si eres mujer soltera, no salgas sola con un compañero de trabajo o amigo de universidad.
  • Si eres casada, no permitas que tu jefe o compañero de trabajo, un amigo o incluso un hermano en la fe, te dé un aventón a ti sola en el vehículo.
  • De igual forma, si eres un hombre casado o con una relación, no des lugar al diablo con relaciones de amistad cercana con otras mujeres.
  • Hay muchas situaciones más… implora sabiduría y discernimiento al Señor para tu actuar o tu hablar, para seleccionar los lugares que visitarás y las personas con las cuales te relacionarás. Ante todo, debes seguir Sus pasos.
    Clama a Dios y ¡permanece en Su Palabra!

Lee 1ª de Corintios 8: 9-12 y guárdalo en tu mente y corazón:

“Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.”

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