Gigantes, murallas, ejércitos, tormentas, vientos, desiertos, toda clase de malhechores y perversos, religiosos, montañas, enfermedades, demonios, calumnias, envidias, pecado, etc. etc. etc. Son trofeos en la galería del cielo, cada uno de ellos representa una victoria, un proceso, un plan terminado. Fueron conquistados por Dios y …. jajaja… Te lo repito, por Dios y …. ¿Lo revisamos juntos? Un gigante, Dios y un pastor de ovejas; una muralla, Dios y unos gritos; tres ejércitos, Dios y Josafat; demonios, Dios y Pablo… la lista sigue sin terminar. Son trofeos que están en la galería del cielo, cada uno representa lo que Dios puede hacer con la vida de hombres y mujeres comunes y corrientes, carne y hueso, pasiones débiles enfrentando maldad en todas sus manifestaciones, el conflicto de todos los tiempos el bien y el mal, mas allá de una película del cine historias de la vida real, historia humana, enemigos poderosos y mas grandes que la naturaleza humana, pero están en la galería del cielo, la razón es simple, pelearon Dios y… Ganaron.
Piénsalo bien, ¿qué oportunidad tenían?, esto es lo emocionante de esta galería, piensa: una piedra contra un gigante, una vara contra un faraón, ovejas en medio de lobos, Qué oportunidad tenía la frágil piel humana contra un horno ardiendo, un solo hombre contra cientos de falsos profetas… La respuesta es simple, no tenían ni una oportunidad, pero esos trofeos están en la galería del cielo, lo hicieron, Dios y… siempre ganan, te aseguro que siempre ganan.
La batalla no ha terminado los gigantes siguen allí, las murallas, las montañas, allí están. Nos desafían, vemos nuestras manos y siguen siendo de carne y hueso, son temores, complejos, tentación sexual, que oportunidad ante esa crisis económica, como pelear contra ese gigante de rencor tan aplastante y humillante. Afírmate, la pelea es la misma, y ellos, tus enemigos, tienen el mismo destino de los otros: La galería del cielo.
Anota esto en algún lugar en tu mente: “El poder de la oración no está en el que la dice, sino en el que la recibe”. No tenemos ninguna oportunidad, son gigantes, suelen ser mas grandes que nosotros, pero JAMÁS… JAMÁS…. JAMÁS… más grandes que tu Dios. Seguramente te diste cuenta que no tienes ni una oportunidad, pero no importa, ahora es Dios y TU. Salgamos a pelear es hora de saborear la victoria, hay mucho espacio en la galería de trofeos del cielo, están esperando los que yo enviaré y hay un gran espacio para ti también.
“¡Vayan ustedes! Miren que los envío como corderos en medio de lobos… Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo, nada les podrá hacer daño”. Lc. 10:3 y 19. NVI.