no te pongas contento cuando tropiecen.” Proverbios 24.17
La venganza parece estar justificada cuando las personas que nos han agredido,
ofendido, lastimado o difamado reciben la consecuencia de su mal proceder. Parece
casi imposible no experimentar un sentimiento de alivio o de alegría cuando las
cosas le salen mal a quiénes obraron mal contra nosotros. Pero la advertencia es
clara y llega hasta la intimidad de nuestro ser: No debemos alegrarnos (una sonrisa),
ni ponernos contentos (en el corazón). La Biblia nos recuerda en Deuteronomio
32.35 que Dios ha dicho: “Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen. A
su debido tiempo, sus pies resbalarán. Les llegará el día de la calamidad, y su destino
los alcanzará.” Deja que Dios tome venganza y cuando ese día llegue no te alegres
por la desgracia que llegue a tu enemigo. Obra con Sabiduría en Acción.
