“Por donde corra este río, todo ser viviente que en él se mueva vivirá.. y todo lo que se mueva en sus aguas vivirá”. Ezequiel 47.9
¿Qué puede ser tan poderoso para darle sustento a tu vida?, ¿qué te puede motivar e impulsar de manera sostenida y permanente?, ¿qué te puede dar esperanza en los tiempos de tormenta?. Las posesiones materiales, tus capacidades personales, el gobierno humano, tu empresa, tu cónyuge, tus títulos académicos, una frondosa cuenta bancaria, todas esas cosas traen certera satisfacción para vivir. Pero lo único que te puede sustentar y fortalecer en todo tiempo y temporada, la única guía certera y respaldo firme, lo único que te puede dar pasión, valor y poder para la vida, es la presencia de Dios fluyendo como un río poderoso dentro de ti.
La Poderosa presencia de Dios, es lo único que nos puede sostener, hacer fructificar, proteger y sustentar de forma permanente y sostenida. Un tiempo nuevo de frescura nos envuelve cuando nos lanzamos a buscar el Poderoso Río de Dios, que arrasa con toda la maleza para asentar su Gloria.
Restauración, sanidad y poder.
En el libro de Ezequiel, encuentro las palabras más duras y contundentes de Dios para su pueblo que se ha alejado de su voluntad y obediencia. Pero en la medida en que libro avanza, capítulo por capítulo, se percibe el acercamiento a una temporada nueva, a un tiempo de fluir en el Río de su Gloria, un tiempo de restauración y avivamiento.
Y eso es lo que deseo que anides en tu corazón. A pesar de la maldad, del juicio y el castigo, nos acercamos a temporadas de restauración y avivamiento. Cuando el Río de Dios fluye hay sanidad, hay esperanza, hay vida. Las cosas pueden cambiar, la vida se llena de alegría y del fuego intenso de Dios, que corra el Río sanador de su Presencia.
¿Qué sostuvo a la naciente iglesia del Nuevo Testamento?, ¿qué le dio fortaleza a Pablo para seguir predicando a pesar de tanta oposición?, ¿qué llevó a nuestros hermanos del primer siglo a darlo todo en las arenas del circo Romano?, solo el río fresco de Dios nos puede llevar a ese nivel de fe y vida cristiana.
Lancémonos a la oración, a la intercesión y el ayuno. Inunda de oración a tus hijos, corramos a la búsqueda del Espíritu Santo, no divaguemos, sumerjámonos en la Palabra, busquemos con desesperación, que haya hambre y sed por Dios, y que esa búsqueda desencadene el Río de Dios en esta tierra, que vengan tiempos de AVIVAMIENTO.
Quizá estás pasando una temporada difícil, un tiempo árido, una faena desesperanzadora. Te animo a buscar, a sumergirte en el Río de Dios, cualquiera que se meta en sus aguas tendrá vida y sanidad. Aquello que se hunde en el vacío oscuro de la frustración o la ruina, cuando es alcanzado por su presencia encuentra vida.
Busquemos tiempos de refrigerio. En medio del desierto, que se levante un tiempo de AVIVAMIENTO y RESTAURACIÓN. Que corra un Río de muchas aguas, que corra el Espíritu Santo. Y nos de sanidad, fortaleza, vida, esperanza y victoria.
“y vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente, en medio de un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso; y la tierra se llenó de su gloria”. Ezequiel 43.2