“Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me agravie.” Proverbios 27.11
La conducta de un hijo siempre afecta emocionalmente a sus padres. Si un hijo actúa sabiamente y conduce su vida de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios, el corazón de los padres se llenará de gozo por las decisiones y los resultados. Pero si un hijo toma un camino diferente al que Dios espera de él, no solamente terminará mal, sino que además expone a los padres que le han procurado conducir por el camino de la vida. ¿Qué produce tu proceder en el corazón de tus padres? ¿Eres sabio y traes alegría? O ¿Tienen que estarse defendiendo de quiénes les hacen críticas respecto de tu andar y su proceder? Seamos DEC con SEA.