De acuerdo a lo que se conoce desde el campo de la medicina y sus diversas ramas, el miedo o
temor funciona como un medio de defensa que previene al ser humano de accidentes o de
verdaderas catástrofes que pudieran ser causadas por las conductas irracionales que todos
tenemos en algún momento.
El problema moderno es que los miedos se han apoderado de muchas personas que no los pueden
explicar, pero que están ahí. Y hacen la vida miserable de clientes de consejeros (que es la
palabra elegante que se utiliza para los psicólogos y psiquiatras) y de familias que se encierran
para lidiar -de alguna manera- con la incertidumbre y el pavor.
Las religiones no contribuyen mucho a calmar sus muchedumbres cuando desde los púlpitos,
cuando sus ministros y o profetas anuncian los acabo de mundo que nunca suceden, pero que
inflaman los sentidos de oyentes con guerras apocalípticas y destrucciones masivas que acarrean
el fin de la vida como la conocemos.
Los economistas por su parte, nos previenen de colapsos económicos que ponen en peligro los
ahorros, las inversiones y hasta los fondos de jubilación que merecidamente trabajadores y
obreros esperan que paguen y cumplan con su función.
Aquellos que con justa razón se preocupan de la conservación del ambiente y de hacer de la
tierra un planeta mas verde -si esto fuera posible- nos advierten del inminente calentamiento
global, de los glaciares que se siguen fundiendo y los gases que nos ahogan y que acarrean todos
los males a nuestro sistema respiratorio.
A nivel personal no estamos exentos de temores, sí, porque las relaciones de todo tipo se
enredan, produciendo tensiones que arruinan la salud de millones de pacientes diagnosticados
con depresiones que parecieran nunca se superan.
¿Podemos superar el temor? Buena pregunta con difícil respuesta. Porque muy hondo en el alma
del ser humano se anida un miedo ante la incertidumbre de un presente y de un futuro que no
parece pintar con buenos colores la existencia de muchos.
Dice un texto de sabiduría que no debemos ceder ante el afán y la ansiedad porque nadie puede
agregar ni siquiera un palmo a su estatura o agregar una hora a su vida cuando aquella llega a su
término.
Parece fácil seguir esos consejos, de manera de traer a la vida un sentido de equilibrio necesario
para poder decir que sí, que queremos vivir una vida normal y que deseamos desterrar temores y
miedos que nos hacen desesperar y no creer en posibles soluciones.
Quizá lo que el hombre y la mujer modernos necesitan es confiar en un poder superior que es
capaz de infundir paz y tranquilidad, aunque todo parezca no tener sentido. La cuestión es si
podremos creer así o no. Como la pregunta es personal, cada uno tiene ante sí la posibilidad de
superar los temores y ansiedades si se da cuenta que no está solo en esta lucha, porque aquel que
actúa con fe todo le es posible.
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com) Lunes 7 de junio, 2021.
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Guillermo Serrano, escritor, comunicador social y teólogo por afición, lo cual le ocupó
gran parte de su vida en tareas pastorales y de aconsejamiento. Diplomado en Teología y
con estudios de Comunicaciones ha desarrollado una amplia tarea en el campo del
entrenamiento para profesionales en el vasto campo de las comunicaciones. Es miembro
de varias asociaciones profesionales. Vive en Chicago cerca de 4 hijos adultos de los que
aprende todos los días cómo ser una mejor persona.
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