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jueves, abril 25, 2024

Bienaventurados los pacificadores

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Cuando alguien dice: “Yo soy de mecha corta” o “Yo digo lo que pienso” creo que está demostrando un nivel de inmadurez y de ego careciendo de la capacidad de procesar que debe haber kilómetros de distancia entre las emociones y la razón, cuando alguien dice siempre lo que piensa no significa que sea honesto, significa que no tiene la capacidad de controlarse. Hay muchas cosas que debemos aprender a dejar pasar, porque dentro de pocos días pasan a ser irrelevantes. Jesús sabia en que momentos poderles decir a los fariseos “Sepulcros blanqueados” porque predicaban ley y no la practicaban, pero también poder decirle a una mujer: “Donde están los que te acusan”. La vida está llena de conflictos, desavenencias, problemas o circunstancias adversas, sin embargo, en cualquier situación lo más fácil para el ser humano es tomar posiciones ideológicas, políticas, militares, deportivas inclusive, que han terminado muchas veces en tragedias, muerte, cárcel, luto, y todo esto cuando uno revisa en la naturaleza del individuo, se vuelve mucho más difícil cuando situaciones contrarias amenazan nuestra seguridad y nuestra estabilidad emocional, familiar, financiera.

Un cristiano y sobre todo para un pastor, no es fácil para una sociedad entender que su responsabilidad es con el opresor y el oprimido, que su responsabilidad es con el asesino y con la familia del asesinado, y aunque esto puede parecer neutralidad, realmente no lo es, porque ser pacificador no es ser neutral, es tener clara una posición alrededor de como vería Jesucristo el conflicto y la ausencia del mismo, ser pacificador es tratar de entender que en un ambiente convulsionado, con diversidad de interpretaciones o de ideas uno tiene que aprender a establecer el reino de Jesucristo y el mensaje de Jesucristo, que al final es paz para los corazones, independientemente de la bandera que estén usando.

Mucho cristiano renuncia a ser pacificador normalmente es porque cansa, porque genera un desgaste a veces innecesario, y esto establece en el individuo una serie de circunstancias que pueden hacer que la persona viva siendo incapaz de ser alguien que tranquilice, medie o de su opinión para propósitos provechosos de los demás, sin embargo el ser pacificador está en Jesús, puedo ver inclusive como a través de la palabra Jesús pacifica a aquellos que estaban queriendo apedrear a la mujer adultera, y ahí es donde nos da una tremenda catedra cuando dice: “Si alguno esta libre de pecado que tire la primera piedra”, en ningún momento está exonerando a la mujer de su pecado, pero tampoco está negando la situación de aquellos hombres que querían apedrearla, quizás algunos de ellos habían sido pareja de la mujer, sin embargo, eso es ser pacificador: muchas veces denunciar, pero a la hora de establecer posición no podemos contravenir y quebrar el cuerpo de Cristo. Algo que observan muchísimo los inconversos es que suele haber una manera para hablar y otra para actuar, se tiene la perspectiva que el cristiano debe ser prudente, modelar los frutos del espíritu, transmitir a Cristo Jesús en momentos de conflicto.

La palabra tolerancia es una palabra complicada porque debe establecerse primero los limites de sobre que, creo que en un conflicto familiar hay límites, donde la palabra tolerancia no significa que voy a permitir el abuso constante de insultos, hasta de golpes físicos de una pareja sobre su conyugue, hablamos de patrones de conducta determinados, la tolerancia significa saber que uno tiene la capacidad de Cristo de perdonar, de dejar pasar las situaciones en él, no en nuestra carne, pero también la misma palabra nos lleva en algún momento a levantar el dedo para apoyarnos en la justicia humana para poder detener todo tipo de abusos, es tan trascendental la integridad de una persona.

En la biblia les llama bienaventurados a los pacificadores porque creo que han aprendido de alguna manera a tener control sobre si mismos, ser pacificador es renunciar al odio, es renunciar a la venganza, al impulso de reaccionar porque alguien nos ataca, o porque alguien manifiesta públicamente su discrepancia sobre nuestra manera de pensar, ser pacificador es estar dispuesto a no encender más mechas en un lugar donde se puede causar un incendio, y cuando uno aprende a controlar en buena medida eso, porque absolutamente no se puede, se siente mucha paz de ser para bendición y provecho de otros y sembrar la enseñanza de Jesús alrededor de nuestra vida.

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Mateo 5:9  

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