fbpx
martes, noviembre 26, 2024

¿Día del padre o papá?

- Publicidad -spot_img

Amigos lectores: no quiero ser aguafiestas en este día que se celebra el “Día del padre”.  Pero sí quiero invitarles a hacer una catarsis interna si en realidad hemos sido padres para nuestros hijos. Porque si empezamos por el principio, nos daremos cuenta que muchos fuimos buenos esposos, buenos papás para suplir todas las necesidades de nuestra casa, trabajamos duro para lograr llevar el pan a nuestras mesas para que a nuestra familia no le faltara nada. Esa es la función de todo papá.

Pero ser padre es otra cosa. Ser padre no es solo llenar estómagos. Es saber llenar corazones. Es sentarse a la orilla de la cama de la hija adolescente que está llorando porque el primer novio al que ella amó tremendamente se fue con su mejor amiga y ahora no quiere saber nada de la vida. Pero si su papá está a su lado, poniendo con ternura su mano en su cabeza, consolándola, palmeando la espalda lastimada por el dolor de su pequeña, eso no lo olvidará jamás y cuando todo pase la sonrisa de su niña volverá a brillar con más intensidad.  Como dice una doctora que sirve en algún país del sur, “es mi papá”.

Ser padre, mis amigos, no es salir todos los días a trabajar y regresar cada noche esperando que todos le sirvan. Ser padre es servir a su familia. Resolver conflictos, amar por sobre todas las situaciones adversas a nuestra familia que es el nido donde encontramos el calor que necesitamos como hombres y como padres.

Tristemente hay  padres que no merecen la honra de sus hijos. Eso está en las Escrituras. No todos los padres fueron honrados por sus hijos. Fueron tan ingratos, tan indignos de ser respetados y reconocidos como tales que pasaron a la historia como seres anodinos e ignorados por su familia.  Pero Dios es Bueno en gran manera y nos enseña que para transitar por la vida debemos primero cumplir nuestro rol de padres.

Este día abundan las tarjetas con dibujos, leyendas, frases que celebran el “día del padre” cuando en realidad ser padre no es asunto de un día. Ser papá una vez, para siempre papá. Si usted tiene el privilegio de tener aunque sea un solo hijo, usted ya es papá para toda la vida. A usted correrá su hijo cuando tenga problemas con el amor. A usted correrá su hija cuando tenga problemas financieros. Cuando se case, ella esperará que sea usted quien la entregue en el altar. Su hijo lo buscará cuando tenga dudas sobre algo en la vida. Su hija lo buscará para pedirle un consejo y su hijo lo buscará para pedirle dinero para la gasolina llegado el momento. ¿Por qué? Solo porque usted es su papá. 

Por supuesto, si hemos sabido ganarnos el título. Si hemos trabajado duro en nuestra casa para mostrarle a nuestros hijos que pueden acercarse con confianza a nuestro regazo donde pueden encontrar el calor de padre que necesitarán.

¿Acaso no es eso lo que hace el Padre Eterno con nosotros? ¿Acaso no nos dice que podemos acercarnos confiadamente al Trono de la Gracia? Si somos imitadores de Cristo, esta es una oportunidad para imitarlo en eso. En ser padres que siempre tendremos los brazos abiertos para nuestros hijos y nuestra familia.

Un abuelo no es padre. El abuelo es eso, un abuelo que tolera, soporta y a veces ama en otro nivel. Pero el nieto no es su hijo. El nieto es hijo de su hijo, por lo tanto, no tiene derechos de padre sobre él.  Es por eso que si no supimos ser padres de nuestros hijos ya no hay vuelta atrás.  No nos confiemos en que cuando sea abuelo arreglo la plana. Eso no existe. Muchos hijos no quieren que sus hijos conozcan al abuelo porque sencillamente no supo ser padre en su tiempo. 

Pero como hoy se celebra el “día del padre”, también quiero unirme a la tradición y desearles a todos los que me leen un buen día…”del padre”.

Entonces: ¿es usted un padre o un papá?

?

Amigos lectores: no quiero ser aguafiestas en este día que se celebra el “Día del padre”.  Pero sí quiero invitarles a hacer una catarsis interna si en realidad hemos sido padres para nuestros hijos. Porque si empezamos por el principio, nos daremos cuenta que muchos fuimos buenos esposos, buenos papás para suplir todas las necesidades de nuestra casa, trabajamos duro para lograr llevar el pan a nuestras mesas para que a nuestra familia no le faltara nada. Esa es la función de todo papá.

Pero ser padre es otra cosa. Ser padre no es solo llenar estómagos. Es saber llenar corazones. Es sentarse a la orilla de la cama de la hija adolescente que está llorando porque el primer novio al que ella amó tremendamente se fue con su mejor amiga y ahora no quiere saber nada de la vida. Pero si su papá está a su lado, poniendo con ternura su mano en su cabeza, consolándola, palmeando la espalda lastimada por el dolor de su pequeña, eso no lo olvidará jamás y cuando todo pase la sonrisa de su niña volverá a brillar con más intensidad.  Como dice una doctora que sirve en algún país del sur, “es mi papá”.

Ser padre, mis amigos, no es salir todos los días a trabajar y regresar cada noche esperando que todos le sirvan. Ser padre es servir a su familia. Resolver conflictos, amar por sobre todas las situaciones adversas a nuestra familia que es el nido donde encontramos el calor que necesitamos como hombres y como padres.

Tristemente hay  padres que no merecen la honra de sus hijos. Eso está en las Escrituras. No todos los padres fueron honrados por sus hijos. Fueron tan ingratos, tan indignos de ser respetados y reconocidos como tales que pasaron a la historia como seres anodinos e ignorados por su familia.  Pero Dios es Bueno en gran manera y nos enseña que para transitar por la vida debemos primero cumplir nuestro rol de padres.

Este día abundan las tarjetas con dibujos, leyendas, frases que celebran el “día del padre” cuando en realidad ser padre no es asunto de un día. Ser papá una vez, para siempre papá. Si usted tiene el privilegio de tener aunque sea un solo hijo, usted ya es papá para toda la vida. A usted correrá su hijo cuando tenga problemas con el amor. A usted correrá su hija cuando tenga problemas financieros. Cuando se case, ella esperará que sea usted quien la entregue en el altar. Su hijo lo buscará cuando tenga dudas sobre algo en la vida. Su hija lo buscará para pedirle un consejo y su hijo lo buscará para pedirle dinero para la gasolina llegado el momento. ¿Por qué? Solo porque usted es su papá. 

Por supuesto, si hemos sabido ganarnos el título. Si hemos trabajado duro en nuestra casa para mostrarle a nuestros hijos que pueden acercarse con confianza a nuestro regazo donde pueden encontrar el calor de padre que necesitarán.

¿Acaso no es eso lo que hace el Padre Eterno con nosotros? ¿Acaso no nos dice que podemos acercarnos confiadamente al Trono de la Gracia? Si somos imitadores de Cristo, esta es una oportunidad para imitarlo en eso. En ser padres que siempre tendremos los brazos abiertos para nuestros hijos y nuestra familia.

Un abuelo no es padre. El abuelo es eso, un abuelo que tolera, soporta y a veces ama en otro nivel. Pero el nieto no es su hijo. El nieto es hijo de su hijo, por lo tanto, no tiene derechos de padre sobre él.  Es por eso que si no supimos ser padres de nuestros hijos ya no hay vuelta atrás.  No nos confiemos en que cuando sea abuelo arreglo la plana. Eso no existe. Muchos hijos no quieren que sus hijos conozcan al abuelo porque sencillamente no supo ser padre en su tiempo. 

Pero como hoy se celebra el “día del padre”, también quiero unirme a la tradición y desearles a todos los que me leen un buen día…”del padre”.

Entonces: ¿es usted un padre o un papá?

- Publicidad -spot_img

ÚLTIMAS NOTICIAS

Los invisibles

- Publicidad -spot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí