La primera escuela en un individuo siempre es su casa, la manera en la que es enseñado, exhortado, corregido, va generando una identidad, esa enseñanza que con los años es tan clave viene a ser fortalecida por dos agentes externos a la familia, el primero académicamente es la escuela, un lugar donde el niño comienza a aprender ciencias, cultura, perspectiva social, etc. El niño captura elementos que también fortalecen su identidad, el segundo agente es la iglesia a través de la escuela dominical o iglesia infantil, el niño va fortaleciendo sus conocimientos acerca de la Biblia, cuando ya se es adulto toda esta información moldea a la persona.
Quiero destacar el rol de las personas que tienen la oportunidad de ser quienes enseñan, quienes instruyen, y que les llamamos maestros, para nosotros una de las personas con las que la iglesia y la sociedad estamos en deuda, por años imparten lo que el individuo llegará a ser y hacer, creo que aparte de ser médico, pastor, madre, el más grande privilegio es ser maestro y sembrar con la esperanza que quien recibe esa semilla del saber se multiplique, aunque es una profesión, no puede haber profesión sin vocación, la biblia dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Efesios 4:11). Dando ese privilegio de estar entre los 5 ministerios que sustenta la biblia para desarrollar la iglesia o el reino, es difícil interpretar a alguien que no tenga vocación siendo maestro, debe tener esa pasión y se agradece, siempre la he encontrado alrededor de quienes enseñan.
Una total y absoluta gratitud, que Dios les bendiga por tan altruista labor en nuestra sociedad. El maestro Jesús nos muestra el privilegio de enseñar y compartir para que otros puedan expandir lo que él es, el maestro de maestros que nos orienta a vivir una vida conforme a los valores y principios del evangelio, es el maestro que debemos mirar todos los cristianos y está listo para enseñar y ayudar a través de esa relación personal que cada uno debe fortalecer, es invaluable e inagotable todo el conocimiento que Jesús da para nosotros y para nuestra vida.
“Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza” Mateo 7:28