Pedro, mi compañero de la escuela comenzó a fumar a los 12 años. Yo, de la misma edad, nunca me sentí atraído a hacerlo. No, porque no tuviera oportunidades, ya que en mi casa se fumaba mucho (era la costumbre de la época…).
Cosa curiosa, Pedro no necesitó de una publicidad en carteles callejeros ni anuncios de la televisión (que no había todavía). Simplemente, se aficionó a ese hábito, que lenta, pero sistemáticamente comenzó a provocarle distintas enfermedades.
Niños y adolescentes comienzan a fumar hoy porque las campañas publicitarias son sutiles y a veces casi inocentes para atraer a futuros clientes. “Cuando tus hijos van al mercadito de la esquina o a la tienda a comprar un snack, lo más probable es que sean bombardeados con productos y mensajes diseñados especialmente para tentarlos a probar el cigarrillo o el “vape” (cigarrillos electrónicos). Si crees que estos mensajes no están dirigidos a tus hijos, piénsalo bien. La industria del tabaco sabe que la nicotina tiene un poderoso efecto adictivo en el cerebro de los adolescentes y que cuando una persona joven empieza a fumar a una edad temprana, tendrá más probabilidades de volverse adicto, lo cual puede predecir la frecuencia del consumo de tabaco en la edad adulta. Durante años, los anuncios publicitarios en las tiendas y los empaques llamativos de los productos eran una manera de atraer a los niños en comunidades de bajos ingresos y predominantemente latinos y afroamericanos. Pero en los últimos cinco años, el tabaco con sabores que se encuentra en los “vapes” ha logrado convertir el vapeo entre los niños de secundaria y preparatoria en una epidemia, con el 96% de los estudiantes de preparatoria en California que vapean usan sabores. Esto es especialmente alarmante ahora que los niños regresan a la escuela después de un año de educación a distancia” (Departamento de Salud de California).
Volví a ver a Pedro, hace algunos años. En realidad, debo decir que fui a verlo a una clínica donde debía conectarse a una maquina que respiraba por él en las noches, ya que tenía sus pulmones dañados por el tabaquismo al que nunca pudo renunciar.
La industria del tabaco promociona deliberadamente los cigarrillos mentolados como una alternativa “más sana” a los cigarrillos sin mentol, cuando en realidad son igual de dañinos. Los documentos internos de las compañías de tabaco revelan que los cigarrillos mentolados se comercializan específicamente para atraer a los fumadores más jóvenes debido al efecto refrescante que hace que sean más fáciles de fumar. Sus tácticas han funcionado: no es casualidad que más de la mitad de los jóvenes fumadores entre 18 y 24 años empiecen a fumar con cigarrillos mentolados…
Las adicciones -todas ellas- causan placer. Es eso, el placer lo que nos lleva practicar una o varias adiciones de las que se nos hace tan difícil separarnos. Y las religiones -todas ellas- tratan de combatir las adicciones catalogándolas de pecado, pero, ninguna nos presenta alternativas que reemplacen el placer.
Los padres, educadores y mentores de jóvenes tienen la obligación de hablar claro ante el peligro para la salud y la vida que se cierne sobre niños y jóvenes. Y los que gobiernan tienen también la obligación de regular publicidad y propaganda que atente contra la juventud. Después de todo, decimos y confesamos que los niños son el futuro del país, ¿verdad?
El juicio moral no proviene de nosotros. Pero nos hacemos eco de aquel que dijo que los que hicieran caer a los pequeñitos, más les valdría tirarse al vacío con una piedra de molino atada a su garganta…
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com)