La Biblia no se anda con rodeos a la hora de honrar a las mujeres. Sí, a mujeres que en su tiempo (y en el de hoy), han sido ultrajadas, insultadas, rebajadas y humilladas por muchos hombres, incluyendo pastores que predican santidad, consagración y salvación.
Es lamentable que Ministerios que se dicen ser de Jesucristo, tengan a las mujeres como objetos de decoración, de servicio y de sexo.
Fábricas para tener hijos, pues.
Pero la Escritura da un duro golpe al machismo farisaico que aún veo en muchas congregaciones por pastores que hacen gala de títulos académicos y que solo son decorativos en sus paredes de sus oficinas.
Es por eso que me impacta Mateo cuando empieza su Evangelio de una forma magistral honrando a tres mujeres que no tienen nada (a nuestro parecer hipócrita), qué aportarle al linaje Real del Hijo de Dios. «Judá engendró, de Tamar…
¿Quien fue Tamar? Nada más ni nada menos que la propia nuera de Judá que se disfrazó de ramera con tal de lograr un hijo. Incesto puro, acompañado de lujuria y de engaño.
Salmón engendró, de Rahab…
¿Qué podemos decir de Rahab? Bueno, su currículum todos lo conocen. Unos dicen que era ramera. Otros que era profeta. Otros que era… bueno, lo que haya sido, no era muy recomendable. Recibía huéspedes en su casa que no eran de muy buena calidad. Pero Salmón vio en ella virtudes que solo Dios pudo revelar. Así, que, ¡señoras y señores…!
les presentamos a una de las descendientes del Hijo de Dios que pertenecía a una clase de mujeres de dudosa moral.
Booz engendró, de Rut…»
Ah, Rut. La moabita. La que tenía prohibido ser parte del pueblo de Dios. Descendiente de una tribu pagana. Una mujer estigmatizada por su forma de vestir. Por su forma de comportarse con los hombres. Una mujer…bueno, no sigamos para no faltarle el respeto. Pero cuando conoció al Señor de Israel fue toda una dama… Bisabuela de Jesus, el mismo Hijo de Dios. ¿Que tal? ¿Como les quedó el ojo, amigos machistas abusivos?
¿Qué tal si se escribiera la historia de nuestro nacimiento? ¿Cómo definirían a nuestros padres los escritores? ¡Buena pregunta, ¿verdad?!
Nunca debemos subestimar el valor de las mujeres. Sean como sean, son creadas a la Imagen y Semejanza de Dios. ¿Que tienen mal carácter?, cierto, pero no dejan de ser amorosas. ¿Que son exigentes? Totalmente de acuerdo, pero no dejan de servirnos el desayuno. ¿Porque son celosas? Bueno, lo que pasa es que son cuidadoras de lo que les pertenece. Y usted, mi querido y nunca bien ponderado machista, le pertenece a ella.
Así que: ¿Como les quedó el ojo entonces?