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jueves, abril 25, 2024

Cómo decirle al sembrador que no salga a sembrar

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A pesar que de manera personal me siento muy agradecido por el amor recibido a través del trabajo y la labor que ejerzo por parte de personas a las que sirvo en la congregación y en otros sitios, siempre he pensado al escuchar a diversos pastores que la labor pastoral en general muchísimas veces no es agradecida, esto puede representar una variable, ante alguien que diga ¿por qué tiene que ser reconocida si el llamado es de Dios? Sin embargo, el trabajo pastoral hace que aquellas personas que sienten un compromiso con una grey, o su congregación, ni aun en periodos difíciles como desastres naturales, o una crisis de salud como la que vivimos el año pasado y aun estamos viviendo, les haya apartado de esa responsabilidad. Por muchos meses se hizo la lectura de “quédate en casa”, sin embargo, tengo grabada en mi memoria aquella imagen subido en una patrulla, orando en El Salvador del Mundo, y cuando le dimos la vuelta al redondel, ver esa mirada sorprendida de las autoridades que estaban observando, quizás pensando que están haciendo, pero salimos a orar cada viernes, realizando actividades públicas (sin público), porque no había nadie, solo creíamos que lo que estábamos haciendo, era el llamado que Dios nos hizo, atendimos: sepelios, dolientes, enfermos, distribuimos alimentos, ropa y eso hizo que se pusiera en riesgo la integridad de muchos pastores.

CÓMO DECIRLE AL SEMBRADOR QUE NO SALGA A SEMBRAR, de pastores identificados, encontramos más de 150 pastores caídos, apartados de sus familias, de sus ministerios, de sus sueños humanos y espirituales en tierra, por causa de la enfermedad y muerte del COVID-19. Nadie reconoce eso, pero causa dolor, porque la pandemia aún no termina y porque la iglesia parece que esta al margen, la grey, el pensar evangélico, de entender lo que es el dolor de niños, de esposas, que perdieron no al pastor, sino a su papá, a su hermano, a su protector, a su proveedor, a su esposo, su abuelo, por causa del COVID-19.

No podemos dejar solas a las familias de los pastores que partieron, no se trata de un culto, o una conmemoración y váyanse, ¿Está dispuesta la iglesia que perdió a su pastor por causa de COVID-19 a hacerse cargo de la esposa y de los hijos?, ¿Ha proveer su comida y sus estudios?, ¿Está dispuesta?, ¿Habrán voces que dirán, vamos a sostener, no por lastima, no por misericordia solamente, sino por gratitud, a esta familia?, la pandemia aun no termina, solo hemos mutado la manera de interpretar como vivir, como cuidarse; creo que es imposible renunciar a la vocación pastoral, dígale a un pastor que hay una necesidad, sale corriendo a apoyar, dígale a un pastor que alguien necesita oración ¿Va a decir que no?, yo trabajo de lo mismo que los 167 pastores que han muerto en El Salvador, y de miles que siguen predicando, y le garantizo que ninguno diría que no a atender el llamado.

En un tiempo complicado parece que los primeros en reaccionar en este mensaje serian los críticos y dirían ¿Y por qué a los pastores?, seguimos siendo para muchos en esta sociedad humanista, parias, pero, creo que los monumentos humanos un día se deshacen, se cambian los nombres de las calles, sin embargo, seria linda una plaza de oración que honre a los pastores y guías espirituales que perdieron sus vidas en el periodo de COVID-19 por causa de otros. Uno debe ser prudente, porque he visto pastores que han sobrevivido al borde de la muerte y otros que han partido, ¿Cómo explicarles a sus hijos, porque uno se fue y el otro se quedó?, al final sabemos que es la voluntad de Dios, “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. (Mateo 25:23).

Alguien me dijo: “Es que los pastores descansan en paz”, no, le expresé, ¿por qué decimos descansa en paz?, si él no estaba cansado, el era feliz haciendo lo que hacía, lo mismo es para mí, si un día yo parto, no quiero que digan descansa en paz, porque en paz estoy, soy feliz haciendo lo que hago, como decía el corito: “El gozo que tengo yo, el mundo no me lo dio, el mundo no me lo dio, y como no me lo dio, no me lo puede quitar”, honra a los pastores, a los héroes que dieron su vida, y a los que están acá, el llamado continua.

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