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domingo, diciembre 22, 2024

Entendimiento no genera remordimiento

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Culturalmente se nos ha enseñado que es mejor pedir perdón que pedir permiso, sin embargo en opciones de vida creo que la honestidad sigue siendo la mayor decisión de cualquier individuo, cuando uno pide permiso antes de pedir perdón primero evita la vergüenza de haberse equivocado, la banalidad de ignorar a la autoridad y por consiguiente el honrar las relaciones, entre padres e hijos, autoridades humanas, en las iglesias mismas, ministerialmente hablando, entendiendo que la autoridad tampoco puede ser dura e impositiva, hay una autoridad que siempre está sometida a Dios. Algo que va generando un carácter bien positivo en el creyente es saber que  la línea de la rebelión no es conveniente porque no nos permite caminar en la palabra del Señor.

 “Todo me es licito pero no todo me conviene”, esta es un texto que lo he escuchado muy frecuentemente pero como un respaldo para saltar la barda sin pedir permiso y justificar cualquier acción sobre la base del perdón, sin darnos cuenta que con este tipo de expresiones nos debilitamos a nosotros mismos.

Los hijos de Isacar eran personas entendidas en los tiempos, y muchas de las cosas que nos llevan a saltarnos la barda tienen que ver con la improvisación, el ser entendidos en los tiempos en estos días nos permite comprender que hay variables que no podemos manejar, ser precavidos es muy importante, pero sin dejar de soñar, muchas veces la pastoral en la planificación del año terminamos dedicándole un 90% a eventos (convivios, retiros, cultos especiales, vigilias, reuniones de líderes), entonces en un tiempo donde esto está sujeto al día a día, es muy difícil planificar a largo plazo, sin embargo, creo que ser precavido es muy importante, comprendiendo que no debemos inyectarle temores innecesarios a las planificaciones, la popular frase de “el buen entendido a señas”, se puede aplicar ahora pero también debemos tener cuidado con frases como “el avisado ve el mal y se aparta”, que termine interpretándose con huir de nuestras responsabilidades, todos tenemos un propósito de Dios, y otro un llamado, y no debemos jugar con ello.

No podemos manipular a conveniencia personal por un lado diciendo a las personas que sean prudentes pero por el otro lado ser totalmente imprudentes, por eso es importante discernir, y en nuestros corazones no dejar de soñar, probablemente no es el tiempo para desarrollar a plenitud todos los proyectos que hay en nuestro corazón. El 2022 es un año transicional en la iglesia de Jesucristo, estamos viendo a algunas personas volver, estamos esperando que otras regresen y estamos viendo personas nuevas, sin embargo es un año que debemos visualizarlo con mucha cautela, aunque con esperanza y fe que su cierre será especial, en el cual cada quien debe caminar acorde a su velocidad y a su ritmo, con diligencia pero sin forzar su desarrollo.

“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”. Proverbios 16:3

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