Billy Graham, el más grande evangelista del siglo XX, el mismo que llenaba estadios, plazas públicas y recintos en todas partes del mundo, pertenecía a una pequeña iglesia en Asheville, Carolina del Norte, Estados Unidos, él podía venir de un gran evento con 200,000 personas en Seul, Corea del Sur, pero el siguiente fin de semana estaba sentado en su iglesia, siendo parte de la membresía que rondaba las 250 personas, honrando a su pastor como autoridad en él.
La cobertura espiritual puede ser una mezcla entre vinculo, membresía y dogma, sin embargo, me da la impresión que no solo es la sensación de pertenencia a una organización, sino que hay alguien espiritualmente que acompaña y se pone al frente para respaldar a la persona, y se está en la disposición de recibir consejo, exhortación si es necesario, y se debe tener obediencia y honra. Caso distinto es cuando la cobertura espiritual se reduce a una acción, pero si existe alguien a cargo y expresa que algo no está bien, o algo no está correcto, se modifica la postura.
Al situar la cobertura en la Biblia, encontramos al apóstol Pablo dirigiéndose a diferentes iglesias, a las cuales les enviaba cartas a través de las cuales las exhortaba, aconsejaba, reprendía en casos específicos, siendo la reacción de los remitentes la gratitud; las personas estaban en una disyuntiva pensando en que algunos pertenecían a Pablo y otros a Apolos, pero en el fondo todos eran de Cristo, y es ahí donde se establece que hay responsabilidades sobre grupo, un sentido de pertenencia y que todos pertenecemos al mismo cuerpo.
En este tiempo se le asigna muy poco valor al tema de la cobertura espiritual, o modificamos la cobertura en dependencia de las circunstancias o momentos, aunque el individuo puede moverse de cobertura espiritual, esto no debe hacerse por una emoción o por una reacción, sino que, en conciliación con el Espíritu Santo, para movernos de un lugar a otro para seguir construyendo un propósito espiritual.
No podemos desestimar que puede existir algún tipo de personas brindado coberturas mal intencionadas, con fines meramente humanos, o de título, las conveniencias humanas siempre van a terminar siendo dañinas, pues he visto pastores y miembros de congregaciones cambiar de cobertura por conveniencia de pertenecer a organizaciones “más de renombre o de recursos”, cuando para ello realmente no tiene nada que ver puntos de afinidad.
Otro de los elementos a considerar es la perspectiva doctrinal, en la cual el individuo debe estar bien claro de la congruencia de la doctrina, cuando este punto se concilia, todo se facilita, porque se puede tener la certeza de la fluidez de la presencia de Dios, también se debe estar dispuesto a la rendición de cuentas, el mismo apóstol Pablo se encontraba bajo cobertura del Concilio de Jerusalén, esto se hace notable cuando él ya siendo un hombre con un ministerio independiente y reconocido, pide ofrenda para llevar a los santos de Jerusalén, esto nos muestra que sin importar la medida que se crezca siempre habrá la necesidad de una cobertura.
