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viernes, noviembre 22, 2024

Nos morimos de sed o casi

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El mundo se encuentra sediento -cada día más- porque el agua comienza a escasear en todos los países. ¿Cambio climático? ¿Calentamiento global? ¿Ciclo natural del medio que se da cada “era geológica?  ¿Y la mano del hombre, también que contribuye a todo el desequilibrio ecológico?

Lo concreto, es que el agua, elemento vital, comienza a ponerse esquivo, porque los ríos y afluentes se secan, la nieve no cae, y los pozos hay que profundizarlos centenares de metros para obtener el líquido elemento.

Pero, el momento que vivimos parece sacado de una película absurda, ya que hasta hace unos pocos años, los ríos se desbordaban, loa canales de regadío había que contenerlos, las represas estaban hasta el tope, y las lluvias caían con la regularidad acostumbrada.

De pronto, todo comienza a cambiar a una velocidad increíble, y despertamos ante una crisis que adquiere proporciones mundiales. Sí, porque las lluvias ya no caen en África, los árboles de tumbar bajo los tractores para hacer espacio a una agricultura por vender y a construcciones de nuevos edificios para vivienda, centros comerciales, carreteras, que crean verdaderas selvas de cemento, que contribuyen a elevar aún más el calor de pueblos y ciudades, y, claro, de los sufridos habitantes que se preguntan qué es lo que viene más adelante.

Y de pronto, todos pagamos más por el agua, que algunas veces se corta en nuestras casas o que no alcanza a subir a los altos edificios de los que nos ufanamos. Mientras tanto, empresas adquieren los derechos para explotar y vender el agua a precios que se reajustan todos los años.

“Uno de los hitos recientes más importantes ha sido el reconocimiento por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas del derecho humano al agua y al saneamiento en julio de 2010. La Asamblea reconoció el derecho de todos los seres humanos a tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal (entre 50 y 100 litros de agua por persona y día), segura, aceptable y asequible (el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos del hogar), y accesible físicamente (la fuente debe estar a menos de 1.000 metros del hogar y su recogida no debería superar los 30 minutos)”. Esta cita proviene de las Naciones Unidas. Y casi que parece un mal chiste, cuando la realidad nos enfrenta a otra realidad: la de gobiernos que no son capaces de refrenar los apetitos de grandes intereses económicos que han descubierto que el agua tiene mas valor que el petróleo para aquellos que especulan en bolsas de valores que buscan el lucro de los que tienen más.

La sed en el ser humano tiene varias causas. Una es, claro, la necesidad física. Después de todo, sin agua, no es posible vivir. Pero la carencia del vital elemento se asienta en la codicia de los que mueven el dinero, a los que no les importan las necesidades de las personas, excepto ganar más y más dinero. Sí, ellos, los que mueven los grandes capitales, hubieran oído alguna vez a Aquel que dijo que Él era el agua viva y que los que tuvieran sed acudieran a Él, a lo mejor su grande avaricia se hubiera curado y serían personas solidarias.

Claro, sin la avaricia desatada de gobiernos y empresas, se dejaría a los bosques florecer -verdaderos generadores de humedad necesaria para las lluvias-, se daría agua a precios razonables y quizá hasta se podría volver atrás, a lo que se vivía en forma normal: el ser humano en equilibrio con el medio. Pero ese milagro solo será posible con un cambio de mente y corazón en hombres y mujeres. ¿podemos esperar por el milagro?

(guillermo.serrano@ideasyvoces.com)

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