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viernes, abril 26, 2024

¡Libre de ataduras! (Parte 4)

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Mi hermanos: Jesús estando en Nazareth, se levantó a leer y se le dió el libro del profeta Isaías, y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

“El Espíritu del Señor está sobre mí,

Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.”

El profeta Isaías dijo que Jesús vendría para liberar los cautivos y oprimidos, ¡que inmensa promesa la que se activa cuando clamamos en oración por Su auxilio frente a las situaciones del diagrama siguiente!, pero por favor te suplico que lo revises minuciosamente:

David decía en el Salmo 32:5: “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije, confesaré mis transgresiones a Jehová; y Tú perdonaste la maldad de mi pecado”.

Mis hermanos,  siempre estaremos propensos a cometer pecado, pues “no hay justo, ni aún uno justo” (Romanos 3:10), solo Jesús quien “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15).

Cuando estés en pecado, ve al Trono de la Gracia y pide alejarte de esa práctica pecaminosa. Ten la seguridad de que NO podrás hacerlo en tus fuerzas, ¡implora por un arrepentimiento genuino y apartarte de tal situación!

       ¡No te canses de clamar, no te des por vencido,    el enemigo eso quiere, pues él ha venido a matar, a destruir, a separar

     Este testimonio continúa…

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