La frase “Quo Vadis” proviene del latín y significa ¿Adónde Vas? Y nosotros le preguntamos a la economía y a la política: ¿adónde van? Porque se dan aires de cambio en el mundo.
La economía, por ejemplo, habla de inflación, o, lo que es lo mismo: falta de poder adquisitivo para el bolsillo de la mayoría de los habitantes de este planeta. Y no es todo. También hay carencia de algunos productos manufacturados. Lo que es más alarmante: es posible que comiencen a faltar algunos productos alimenticios.
El segundo cambio que comienza a darse en algunos países, es la pérdida de la casi sacrosanta economía de mercado, para proponer economías centralizadas e incluso nacionalizaciones de empresas estratégicas.
Y está el cambio político: de derechas prometedoras de sueños irrealizables a izquierdas de promesas poco creíbles. Pero da la impresión que los que eligen y votan, están dispuestos a creerlo todo, porque acompañan sus frustraciones con la ilusión de aquel que compra un boleto mínimo de la lotería esperando que cambie su suerte.
De la frase Quo Vadis, se hizo una novela y luego una película, en que Pedro, el pescador procura escapar de la persecución desatada por Nerón, aquel loco y enfermo emperador que estaba determinado a terminar con esa nueva religión que parecía amenazar el imperio, donde los emperadores eran no solo humanos, pero divinos.
En la novela y en la película se registra el mismo dialogo: ¿Quo Vadis Domine? ¿Adonde vas Señor? Pregunta pronunciada por el apóstol Pedro mientras huía de Roma para ponerse a salvo de la persecución de los cristianos por orden del emperador Nerón. Ante la pregunta, Jesús responde: «Voy a ser crucificado en Roma por segunda vez porque mis propios discípulos me abandonan». Avergonzado de su cobardía, Pedro regresa a Roma para afrontar su destino: el martirio.
Y nosotros le hacemos la pregunta a la economía y a la política cambiante en muchos países del mundo, y, claro, en nuestra América Latina también. Pero no tenemos una respuesta. Porque la situación podría cambiar en cualquier momento también.
Porque los humanos somos así: cambiamos nuestra manera de pensar casi todos los días: y lo expresamos en nuestros sentimientos cuando nos enamoramos y desenamoramos; y en las relaciones laborales cuando aceptamos un trabajo y a poco de andar renunciamos al mismo; y somos mutables o mudables cuando lo que considerábamos bueno y aceptable, hoy nos parece malo y reprobable, o viceversa.
Somos poco constantes en valores y principios como lo expresó uno de los Hermanos Marx, los famosos comediantes, quien, en uno de sus shows dijo que tenía sus valores, pero que estaría dispuestos a revaluarlos si se le presentaban otros mejores…
Porque somo seres cambiantes, necesitamos estar conscientes que muchas cosas pueden cambiar mañana. La cuestión es ¿seremos capaces de darnos cuenta o seremos arrastrados por la corriente de nuevos pensamientos y posturas en todos los ámbitos de la vida? ¿Podremos hacer la misma pregunta a Aquél que iba a ser crucificado por segunda vez? ¿Quo Vadis Domine?
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com)