Por: Edgar López Bertrand Jr | Pastor del Tabernáculo Bíblico Bautista «Amigos de Israel» Central
Corinto se caracterizó por ser un centro de comercio muy famoso en su época, ciudad cosmopolita y llena de muchos atractivos para el que la visitaba, para los paganos fue la meca del placer. Contaba con un prostíbulo con más de un mil prostitutas, el sexo en esos lugares y tiempo llegó a ser una religión.
El éxito se medía por muchos factores, por ejemplo el poseer muchos bienes o dinero, también el tener a una hermosa pareja, o tener una belleza significativa, como también pertenecer a la élite de aquellas renombrada época.
Hoy día pareciera que estamos viviendo en Corinto una vez más, ya que los indicadores de éxito tanto en los religiosos como en los políticos son los mismos, dinero, belleza y deleites; ¿es esto una casualidad? o ¿es esto el resultado de la falta de valores que estamos atravesando en el mundo entero? presidentes, diputados, alcaldes, financieros parece que todos quieren tener el mismo resultado que aquellos que vivían en Corinto.
Amigo no nos equivoquemos, no es rico el que más tiene, es rico el que menos necesita, el éxito no es uniforme para todos ni tiene las mismas características para todos; el éxito es el resultado de un cúmulo de buenas decisiones, éxito es disfrutar lo que hacemos conociendo que al hacerlo no causamos daño a nadie.
El éxito de un Cristiano es diferente, en primer lugar el éxito de un Cristiano es poner a Dios primero en todo, reconocer que él es nuestro guía y Salvador, reconocer su señorío sobre nuestras decisiones, es saber que lo que somos tenemos o queremos es por su gracia y no por nuestra capacidad personal.
El éxito de un Cristiano es amar al prójimo como a nosotros mismos, esto no es una alternativa es literalmente el nuevo mandamiento y lo encontramos en el Nuevo Testamento y es aplicable a todo creyente en JESÚS sea este Evangélico, Reformado, Católico, Luterano o de cualquier otra denominación Cristiana.
El éxito de un Cristiano es vivir con sencillez, no dando papaya… Vivir con lo justo sin caer en lo injusto, es saber disfrutar de lo bueno no necesariamente por ser algo de renombre o marca; sino disfrutar cuando otros disfrutan. Vivir con sencillez es el fruto de saber que se puede pero no se debe, es pensar que nuestras acciones pueden dañar susceptibilidades y por ello lo evitamos.
Amigo concluyo diciendo que el éxito: Es el fruto del cúmulo de nuestras buenas decisiones, las cuales tarde o temprano darán su fruto.