El presidente de los Estados Unidos no lo está pasando muy bien, que digamos. Está lo de Ucrania, que no tiene cómo vencer en su guerra con Rusia. Porque se trata de un conflicto pre arreglado por los Estados Unidos y algunos de Europa, para arrinconar la economía rusa. Porque los rusos avisaron que no permitirían a una Ucrania parte de la OTAN.
Bueno, pues después de 4 a cinco meses de batallas, de territorios ganados o devueltos, y después de miles de muertos, no parece que Rusia se esté desangrando en lo económico precisamente.
Y tenemos el caso del petróleo, cuyos precios se han ido a las nubes. Y a Biden, el presidente norteamericano da la impresión que sus asesores no le avisaron que cualquier conflicto que involucrara a Rusia, afectaría las entregas del “oro negro” a Europa, África, Asia, a las frágiles economías latinoamericanasy por defecto a los Estados Unidos.
Entonces, Biden, el presidente, sin asesores que entiendan lo que sucede, va a la cumbre económica de los países que manejan el dinero a nivel mundial con la idea de cortarle todos los contratos a Rusia y de paso, le promete más envíos de armas al presidente ucraniano quien, no parece muy impresionado, a menos que la promesa vaya adornada con tropas. Luego va a Arabia Saudita, dejando de lado, la política sistemática de violación de los derechos humanos del rico en petróleo país árabe.
Lo más triste: dejar de lado el indignante asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018 quien fue torturado y que murió a manos de agentes sauditas en el consulado del país árabe en Estambul, cuando el periodista iba a renovar su pasaporte.
Y otra cosa tan indignante como lo anterior: Bidenprefiere ignorar preguntas sobre el asesinato de la periodista norteamericana Abu Akleh, que llevaba un casco y un chaleco protector azul marcado como «Prensa» en el momento de su asesinato, y quien fue asesinada a tiros en un ataque dirigido por las fuerzas israelíes.
Decimos en español que alguien entrega la oreja cuando se ve derrotado y debe ir a hablar con aquellos a los que antes se ha denigrado. Y eso es lo que ha hecho Biden, porque el petróleo y sus precios astronómicos (algunos dicen que el barril podría llegar a los 300 dólares si el conflicto ruso-ucraniano sigue como hasta ahora), que puede tener un impacto demoledor en las filas de Biden y del partido demócrata de los Estados Unidos.
“París bien vale una misa (Paris vaut bien une messe) es un tópico cultural originado en una frase, probablemente apócrifa, atribuida a Enrique de Borbón o de Navarra, el pretendiente hugonote (protestante) al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar (su ordinal como rey es Enrique IV). Desde entonces viene utilizándose con el sentido de la conveniencia de establecer prioridades: es útil renunciar a algo, aunque sea aparentemente muy valioso, para obtener lo que realmente se desea” (Wikipedia).
Sí, Sr. Biden, el petróleo bien vale entregar la oreja. Después de todo, el petróleo está aquí para quedarse por los próximos 100 años. Y es mejor tenerlo barato ¿o no?
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com)
