fbpx
jueves, abril 25, 2024

Una vida de convicciones firmes

- Publicidad -spot_img

Vivimos en una sociedad acelerada, y el asunto en cuestión tal vez no sea la aceleración sino extraviar el freno, perder el rumbo o escudarnos en estribillos como “es que uno no sabe como va a reaccionar”, “es que la carne es débil”, con ello terminar justificando lo injustificable.

Es común en redes sociales ver infinidad de videos donde reina la intolerancia, la precipitación y una clara debacle de valores morales ¿Es difícil ceder el paso al conducir? ¿Cuesta respetar las leyes de tránsito? ¿Cuesta horrores perdonar una ofensa o imprudencia de alguien más? Cuidado con el claxon, cuidado con el viejo hombre… Valorar la vida propia y de los demás está antes que la razón.

¿Qué hay al interior del hogar? ¿Somos los buenos padres que pregonamos? ¿Somos buenos esposos, esposas? ¿Qué ven nuestros hijos y qué aprenden de nosotros? ¿Qué hacemos cuando nadie nos ve? No estoy hablando de perfección, eso es imposible, desde el momento juntamos a dos personas con criterios, costumbres y hábitos distintos, la perfección no será el resultado, sin embargo, se espera que la paciencia, el amor, la compresión den como resultado hogares de paz.

Hace unos años en busca de insumos para la producción de un trabajo me encontré con un proveedor que se apegaba a las exigencias y necesidades, y me fascinó que quien me atendió era alguien a quien yo identificaba, claro, le había visto semanas atrás dando la bienvenida en el local de la iglesia, mi reacción automática fue saludarle con un Dios le bendiga, aunque ahora que lo pienso quizás solo debí haberle dicho buenos días, es que el color de su rostro cambio rápidamente y me atendió con rapidez, casi como diciendo váyase ya, como quien dice guarde silencio, no me vaya a preguntar nada, no lo conozco, entendí la situación, es que en la iglesia era el servidor, el hermano, pero en el trabajo no era conocido como evangélico, es como si los domingos tiene un disfraz llamado cristiano pero en la semana eso es solo un mal apodo de infancia que no quisiera recordar.     

No es fácil a veces guardar la calma en momentos donde la presión del entorno arrecia, o mantener nuestros principios y valores en todo lugar, no es fácil reaccionar adecuadamente cuando la adrenalina esta a tope, no es fácil guardar silencio cuando la necedad y la insensatez están gritando, pero, ante todo, conservemos nuestras convicciones, que no se vean opacadas por un mal momento o por la negación.

- Publicidad -spot_img

ÚLTIMAS NOTICIAS

- Publicidad -spot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí