Aunque esta frase no es un absoluto, si representa en gran medida una realidad de la que muchas veces queremos huir, para que la semilla de fruto hay que labrar la tierra, no puede solo ser lanzada al azar y esperar excelentes resultados, para que la vasija tenga forma hay que moldear el barro. Una de las capacidades más impresionantes implícitas en el ser humano es la capacidad de transformarse.
Cuando uno no tiene claridad del futuro tiende a sentir miedo y crear una película mental horrorosa, es que como cual Pedro tenemos miedo caminar sobre el mar, no es nuestra naturaleza saber que hacer o como hacerlo, es más fácil quedarse en puerto seguro que zarpar rumbo a lo desconocido, pero como reza la frase: “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”, no se puede escribir un nuevo hito en la historia si no vencemos nuestro temor al cambio.
Hay que trazar una nueva ruta, puede ser que aquello que existió ya no exista, pero existirá aquello que comencemos a forjar hoy. Soltar no es perder, es liberar presión, es aligerar el peso para un mejor avance, No es tiempo para lamentos, no es tiempo para reclamos, no es tiempo para conmiseración, no es tiempo para resentimientos, no es tiempo para alimentar nuestras falencias, no es tiempo para el ocio, no es tiempo para procrastinar, no es tiempo para odiar.
No hay resultados sin cambios, si algo no es el final, es el comienzo, silenciemos por un momento el ruido del entorno, de manera que no afecte nuestras decisiones, sino que sea un lapso para ser entendido del tiempo para trazar un rumbo claro, si algo tuvo sabor amargo, días más tarde será solo un recuerdo, no nos enclaustremos en pequeñas etapas de desilusiones, siempre habrá un mañana.