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jueves, abril 18, 2024

Los sueños de Jacob

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Génesis 28:12  “Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella…”

Génesis 28:20 “Entonces hizo Jacob un voto…”

Génesis 31:10-13  “Y sucedió que por el tiempo cuando el rebaño estaba en celo, alcé los ojos y vi en sueños; y he aquí, los machos cabríos que cubrían las hembras eran rayados, moteados y abigarrados.  Entonces el ángel de Dios me dijo en el sueño: «Jacob»; y yo respondí: «Heme aquí».  Y él dijo: «Levanta ahora los ojos y ve que todos los machos cabríos que están cubriendo las hembras son rayados, moteados y abigarrados, pues yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.  Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste un pilar, donde me hiciste un voto. Levántate ahora, sal de esta tierra, y vuelve a la tierra donde naciste”

No hay nada más peligroso que perder el enfoque en las cosas de Dios. Porque fácilmente olvidamos nuestro primer amor, olvidamos nuestros votos primarios y aquel sentido de fidelidad que tuvimos en el principio se va quedando atrás porque el Señor, en su Misericordia, nos ha prosperado, nos ha hecho crecer, nos ha enseñado secretos escondidos en su Palabra y eso puede ir provocando que nos quedemos rezagados con respecto al plan de Dios para nosotros. Ya nos quedamos estancados en algún recodo del camino y no continuamos con nuestra entrega a la Palabra.  Otras cosas han tomado su lugar. Otras cosas que nos hacen olvidar nuestros principios de pasión y entrega.

Eso le pasó a Jacob con sus sueños: Cuando iba huyendo de su hermano por el asunto de la primogenitura, se encontró solo, sin ayuda, con una piedra como almohada. En ese momento solo Dios estuvo con él. Sólo el Señor lo consoló y le prometió bendecirlo y prosperarlo. El Señor le tendió su Mano Bondadosa y tomó a Jacob bajo su cuidado personal. Los ángeles que vio en la escalera eran el testimonio de que Dios estaba en ese lugar. 

Pero, pasados varios años, cuando ya tuvo esposas, hijos, rebaños y recursos suficientes como para independizarse de su tío Labán, Jacob empezó a perder de vista la visitación de Dios de sus primeros encuentros. El segundo sueño que tuvo ya no fue con ángeles. Ya no tuvo visiones con Dios. Ahora lo que le interesa es como aumentar sus rebaños. Ya no sueña con lo espiritual, ahora sueña con lo material. 

Y el ángel le dice: Yo sé lo que te ha pasado Jacob. Yo conozco tus lágrimas y tus dolores a causa del trato de Labán. Yo sé las burlas de las que has sido víctima en este lugar. Pero ¿sabes que? Ahora que te he prosperado ya no me ves en visiones. Ahora te has apartado de tu camino espiritual y ahora ya solo te interesa lo material. 

¿Que te pasó Jacob? ¿Por qué te olvidaste del voto que me hiciste cuando venías sin nada, cuando dormiste con tu cabeza en una piedra?  Solo tenías un bordón donde apoyarte y yo te mostré mis ángeles que te iban a acompañar en tu camino y tú prometiste serme fiel, honrarme y esperar todo de mi, pero ahora estás lleno de riquezas y ya no sueñas con ángeles, ahora sueñas con ovejas. 

Jacob: Cuando tú dejas de soñar con ángeles y empiezas a soñar con ovejas, es tiempo de volver a tu casa. Dicho en otras palabras, cuando usted deja de soñar con los ángeles de Dios y empieza a soñar con ovejas, con dinero, con cosas materiales, es momento de volver atrás. Ahora sus pensamientos están concentrados en cosas materiales. Recuerda, Jacob,  que yo soy el Dios de Betel, en donde te mostré mi voluntad y tú me creíste, pero ahora ya solo sueñas con aumentar tus bienes. Te has olvidado del trato que hiciste en Betel Jacob. ¿En donde está la promesa que me hiciste en ese tiempo?  Es el momento de cumplir tu voto Jacob, regresa a tus raíces, regresa a tus principios, regresa a tus momentos de soñar conmigo. Vuelve a sentir que sin mi no eres nada. Que sin mi no puedes hacer nada. 

Hay momentos en la vida del ser humano cuando perdemos el enfoque y dejamos de seguir al Señor por seguir las cosas del mundo, nos podemos volver en una profecía para otros pero de vergüenza, del peligro del encanto de las riquezas materiales y del tremendo efecto que eso puede provocar en nuestras vidas y que hace que nos desviemos de nuestro camino.

El principio social dice que debemos disfrutar las cosas materiales, que tenemos derecho a disfrutar las cosas que la vida nos ofrece, pero cuando las cosas materiales se vuelven el objetivo de nuestra vida, nos desenfocamos. Cuando las riquezas materiales se vuelven nuestro interés primario, estamos comprometiendo nuestro futuro espiritual. Cuando eso sucede, las cosas se convierten en un dios y ese dios es extremadamente exigente y nos hace suplantar los principios y cuando suplantamos los principios, la visión del Espíritu se ahoga.

Cuando empezamos a soñar con ovejas en vez de soñar con ángeles, es hora de volver a casa. Es hora de empezar nuevamente a vivir aquellos encuentros con Dios que nos promete recibirnos con sus brazos abiertos. Pero somos nosotros los que debemos regresar a sus caminos.

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