Antes hablamos del oso, y del peligro de desafiarlo, porque sus zarpazos pueden ser mortales… pero hoy queremos hablar del dragón. Que es un animal o monstruo mitológico y que solo existe en las fantasías de novelistas y de series de televisión.
Pero no. Este dragón, existe. Y es China la que se identifica hoy como este dragón. Sí, porque China con sus 1.400 millones (mil cuatrocientos millones) de habitantes (18 por ciento de la población mundial)importa y exporta un 20% de todo el comercio y productos a nivel mundial.
Si China dejara de comprar nuestros productos agrícolas, minerales, energéticos y los productos del mar los países sufrirían con un sobre abastecimientoque, los mercados y consumidores nacionales no serían incapaces de usar, y sin posibilidades de venderlos a corto plazo.
Si China dejara de vendernos todo lo que fabrican, se paralizarían fábricas, oficinas, hospitales, transportes y todo lo que la vida moderna necesita para rodar y rodar… creando una escasez de repuestos, productos manufacturados, y tecnología. También significarían una inflación y devaluación de las monedas nacionalesa una escala nunca vista. Porque China, al comprar y vender ayuda a equilibrar las economías regionales.
Esta semana, China realiza el 20 Congreso del Partido Comunista, que le dará al presidente chino, Xi Jinpingotros 5 años en el poder, constituyéndose así, en el líder con más tiempo ejerciendo el cargo desde Mao Zedong.
En el discurso de apertura del Congreso, XI Jinping aseguró que Taiwán es de China, y, que tarde o temprano estará bajo la soberanía de la China continental y, por lo tanto, sin esa independencia que gozan hasta ahora. Y que, si es necesario, se utilizará la fuerza para lograr tal objetivo.
Además, aseguró que proseguirá la política de la tolerancia cero para enfrentar la propagación del COVID. Porque China puede cerrar una ciudad entera, si es necesario para lograr tal objetivo.
Para 2035, Xi Jinping se propone que el país dé “un salto sustancial” en “el poderío económico-científico-tecnológico”. Esto quiere decir, en unos 13 años más. Y ese “salto sustancial” con toda seguridad incluye las nuevas y sofisticadas tecnologías del armamento de defensa, y del otro, del armamento disuasivo…
Entonces, nuestra figura del dragón, ya no es tan fantasiosa. De esos dragones de cartón que desfilan cada año nuevo chino, pasamos ahora a mirar a ese animal mitológico con respeto, porque ahora se nos presenta con las armas necesarias para ejercer su poder, en un mundo que, hasta hace poco, miraba a lo que venía de China con desdén porque sus productos “no pasaban los requerimientos sofisticados de occidente”.
Hoy, el dragón, nos ha convencido que existe y que debemos considerarlo más que en las novelas y películas que exploran la fantasía, como un invitado más en la gran convivencia universal, en donde todos los seres vivos, sean reales o de ficción, han llegado para quedarse.
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com)