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jueves, noviembre 21, 2024

Alzheimer

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Esta comprobado que el Alzheimer puede hacer que el humano olvide todos sus recuerdos, pero hay algo importante que todos debemos saber, y es que el Alzheimer no tiene el poder de borrar el alma, la información espiritual…

Por ejemplo, un cristiano nunca olvida que es un hijo de Dios, aunque olvide su propio nombre.

La explicación es que la fe, reside en el espíritu y el alma, y no en la programación cerebral. Así que con razón el rey David dijo: “Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. No dijo, cerebro mío, recuerda y no olvides…

Sabes que…

La ciencia no lo acepta, y no lo cree, pero es una realidad.

Por lo tanto, los que tenemos una fe inquebrantable podemos decir que el alma y el espíritu, jamás sufrirán Alzheimer.

Cada experiencia espiritual, deja huellas imborrables en el espíritu y en el alma. Nuestra relación con Dios trasciende mucho más allá de simples recuerdos cerebrales, nuestro conocimiento divino va más allá de las habilidades cognitivas y cognoscitivas.

Por eso Él nos explica el tipo de relación sublime e interminable que tenemos con Él diciendo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”, a esa interrogante resumimos absolutamente nadie, nadie nos podrá separar de su amor. Estamos ligados a Él eternamente si así lo decidimos en vida.

He visto como Dios le ha enseñado versículos de memoria a cristianos que no saben leer, ni escribir, por medio de sueños.

Así es el Dios que tenemos. Un Dios que se mantiene palpable y latente adentro de nosotros, sin importar nuestro coeficiente intelectual, ni nuestras habilidades humanas.

Tuve la más grande fortuna, desde el día en que conocí a Jesús, me hizo valer aún cuando yo creía que no valía nada.

No anduve en cosas muy sublimes, ni hablé de grandezas, pero me hizo tener lengua como pluma de escribiente, para relatar y contarle a otros que sin hacer nada, Él hizo todo por mí.

Nunca imaginamos ser tan afortunados. Y gozar del incalculable precio de la sangre de un rey que nos amó más que a su propio reino.

¿Cómo olvidar el más grande de los regalos?

¿Cómo olvidar su mirada eterna de amor? Que, aunque nuestro cerebro no recuerde, sus ojos vieron nuestro embrión al estar en el vientre de nuestra madre.

Así mismo, al verle cara a cara el Alzheimer momentáneo se ira, y recordaremos que ya lo habíamos visto antes. En medio de la oscuridad de las entrañas maternas.

El Alzheimer no borrará de nuestra memoria la cuenta impagable a la que somos acreedores desde el día en que perdonó nuestros pecados.

El Alzheimer no puede hacer que olvidemos sus llagas, sus marcas y el rio de sangre que descendió de la cruz, la cual vimos en el calvario a pesar que pensamos que no estuvimos allí.

Explícame… como es que conmemoramos su sacrificio si no es un recuerdo…

Porque a través de la fe, tenemos la capacidad de recordar y conmemorar su muerte, sepultura y resurrección sin estar allí.

Nuestro cerebro no tiene esa información, porque el día de la gran expiación no había sido formado aún, pero recordamos con claridad el máximo escenario de amor, a través de los recuerdos que nos proyecta a todo color nuestra fe.

La fe es más poderosa que la mente…

La fe es más brillante que la inteligencia…

La fe es mayor que la memoria…

La fe supera a la razón…

La fe es más habilidosa que la imaginación, e indiscutiblemente más victoriosa que el mismo Alzheimer.

Activa los recuerdos de tu fe, y deja el Alzheimer espiritual que ha empolvado tu memoria para que no recuerdes los pactos que hiciste con Dios.

Los tratos… los votos… y los contratos espirituales que firmaste al haber hecho promesas de servicio a Dios diciendo: “Heme Aquí”.

¿Lo recuerdas?

No pretendas haberlo olvidado, porque en este momento el Espíritu Santo te recuerda y te guía a toda verdad para que retomes lo que enterraste.

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