Son varios los cantantes que interpretan “La copa rota”, que, en su mejor parte reza así: “Mozo, sírvame la copa rota, sírvame que me destroza esta fiebre de obsesión. Mozo, sírvame la copa rota. Quiero sangrar gota a gota. El veneno de su amor”.
Y parece que la Copa Mundial de Fútbol de Catar se ha transformado en una especie de copa rota, o, peor, aun: en una copa sucia.
Porque la elección de Catar como sede del mundial futbolero se entretejió bajo la sospecha de dineros suficientes como para “comprar” la sede de esta Copa Mundial.
Esto, que, ya es un problema, ante la necesidad de la anunciada “transparencia” por aquello del escándalo del llamado “Fifagate”, que involucró a altos ejecutivos de la organización y que ha llevado a la justicia americana a varios, acusados, de sobornos y manejos “sucios” con dineros en las cuentas bancarias personales…
Pero lo anterior, que podría hasta ser anecdótico, no guarda relación con la impactante noticia, que varios medios noticiosos han dado a conocer y que habla de entre 6 y 7 mil obreros de la construcción que han perdido la vida, construyendo los fastuosos estadios que alojarán la competencia deportiva más grande y más vista del mundo.
Los documentales de la televisión hablan de la fastuosa vida de los catarí, quienes, tienen la existencia asegurada, con dineros que se les reparte de las ganancias de la venta del petróleo.
Pero, pocos, son los documentales que muestra las condiciones infrahumanas de obreros y empleados de servicios que se apiñan en pequeños apartamentos, lejos del lujo, de los otros; de aquellos que parecen un sueño, que claro, nosotros, comunes mortales no podremos disfrutar y, tampoco los obreros migrantes, de la India y de otros países asiáticos que se van a trabajar allí, para ayudar a sus familias.
Como una forma de protesta, algunos de los cantantes y bandas musicales que deberían estar allí, en la apertura del evento, que será transmitido por la televisión a miles de millones de ansiosos espectadores, se han restado del espectáculo, porque creen que con su presencia, las autoridades del fútbol mundial, así como las autoridades del país, pasarán por alto, la aberración que significa el uso y el abuso de miles de seres humanos que podrían ser un capítulo agregado del libro “Servidumbre humana”, una novela de W. Somerset Maugham.
La prohibición de la cerveza es el último punto álgido en el choque cultural del Mundial
El cambio de opinión de Catar sobre el alcohol indica que es posible que la FIFA, el organismo rector del fútbol, no tenga el control total de su campeonato.
Es posible que el deporte en general, ya no sea lo que eran las primeras líderes en que se enfrentaban individuos y equipos, solo, “por el honor del deporte”.
Pero, creemos que ya no es posible, porque como en las primeras olimpiadas, esas, las de los griegos, habría que competir desnudos, como era la intención y filosofía griega de no tener nada oculto y solo mostrar la fortaleza física. Pero, claro, sería la ruina de los “sponsors”, las compañías que procurar vestir a los deportistas, quizá para ocultar el hecho, que, lo único que les interesa es ganarse el vil metal, ese que lo compra todo y no las medallas aquellas, que después terminan en remates que a nadie le interesan.
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com)