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domingo, noviembre 24, 2024

Solo los hombres

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Éxodo 10:11 “No será así; id ahora solo los hombres, y servid al SEÑOR…”

Vaya, vaya…Parece que el espíritu de Faraón sigue vivo entre nosotros hoy en día, especialmente en el gremio pastoral.

Lo he escuchado muchas veces en boca de pastores que lo repiten como un mantra para que los hombres de su congregación hagan lo que según él, debe hacer. No según Dios, según el gusto y las enseñanzas del pastor.

“Mi hermano, deje todo, menos el ministerio” es la frase que se escucha aún hoy en día en la Iglesia de Cristo. O quizá mejor debiera escribir: La iglesia. Porque no fue eso lo que enseñó Cristo cuando anduvo en la tierra enseñando la pureza de la Palabra.

Los fariseos del Segundo Templo habían hecho sus propias leyes con respecto al servicio al Señor. Y eso es lo que está sucediendo en muchos ministerios hoy en día. Tienen sus propias reglas.

Tal como le dijo Faraón a Moisés cuando éste le pidió que los dejara salir al desierto para servir al Señor, les ofreció que fueran; -no hay problema, les dijo-, pero se van solo los hombres. Las mujeres y los niños se quedan conmigo. Eso es algo que Moisés ¡Gloria al Señor! no aceptó.

No, nos vamos todos señor Faraón. No dejaremos ni una pezuña de nuestro ganado. O todos o ninguno. Vamos a esperar a que el Señor lo convenza.

Y eso es lo que vemos hoy en día en nuestra cultura machista y evangélica en muchos pastores y líderes.  Han dejado atrás a sus esposas e hijos y se han dedicado en cuerpo y alma a servir al Señor, aduciendo, equivocadamente, que el llamado “es para él”.  Las mujeres han sido puestas al lado de ese ministro para que vaya a la sala cuna a cambiar pañales o a la cafetería a cocinar en pro del templo mientras su flamante esposo, rodeado de una plétora de diaconisas a cada cual más guapa que lo atienden a cuerpo de rey, se dedica a “servir al Señor” con toda libertad. De allí a un pequeño desliz sentimental solo hay un paso.

Y, créanme, lectores, porque ha sucedido. Casi todos los problemas conyugales que se están dando en la Iglesia evangélica se debe a que la esposa del pastor no está con él. Si, está en la iglesia, pero no con el esposo a quien debe servirle como escudo contra todas aquellas moscas que persiguen la carne.

Se han visto pastores que cuando se les invita a una reunión de pastores y líderes, se hacen acompañar por su secretaria en vez de hacerlo la esposa. El pretexto es que la secretaria es la encargada de llevarle sus cosas ministeriales y en eso estoy de acuerdo, pero que sea en su oficina personal, otra cosa muy distinta es llevarla a reuniones en donde quien debe estar es la compañera que Dios ha puesto para ayudarle y protegerlo.

Eso fue lo que quería Faraón cuando le expresó a Moisés sus órdenes. Que se fueran solo los hombres. Las mujeres se quedan en Egipto. ¿Haciendo que? ¿Con que motivos deben quedarse fuera del ministerio del esposo?  Ese efecto Faraón sigue funcionando en muchos lugares en donde se predica santidad, fidelidad y honestidad matrimonial pero cuando vemos con lupa las conductas de muchos maestros nos damos cuenta que todo es retórica. Palabras vacías que no dicen la verdad.

Es por eso que el dicho de mi pueblo: “Si quieres saber de aquel, vive con él” se hace realidad bajo este panorama. Hemos aprendido a fingir que todo en nuestras vidas está bien. Lamento decir y escribir que eso no es cierto. Primero, porque no hay matrimonio perfecto. Todos tenemos algo que arreglar en nuestra intimidad familiar. Todos tenemos algo que arreglar bajo la dirección del Espíritu Santo para que nos haga ver la verdad de lo que somos, qué problemas y conflictos no resueltos afectan nuestra vida.

Si Moisés estuviera vivo hoy en día, no vería con buenos ojos a muchos de nosotros los pastores que enseñamos la Palabra pero no la vivimos. Enseñamos que hay que amar a la pareja y madre de nuestros hijos pero en las cuatro paredes de nuestra casa todo es distinto. Si Moisés estuviera vivo hoy y fuera invitado a alguna Iglesia a predicar estoy seguro que sería un mensaje directo para el líder y pastor porque lo primero que preguntaría es ¿en donde está su esposa? ¿Por qué no está con usted adorando y sirviendo al Dios en que dicen creer? ¿Y sus hijos? ¿Por qué se sientan en las sillas de atrás en vez de estar adelante atentos a lo que su padre y pastor enseña?

Buenas preguntas, ¿no les parece compañeros?

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