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jueves, noviembre 21, 2024

Guerra: el dragón visita al oso

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Hay varios dichos y slogans para hablar del riesgo que significa acorralar a algunos animales cuyo único recurso es enfrentar el peligro con un ataque mortal contra sus enemigos.

Y eso parece que están logrando los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN al cercar política, económica y militarmente a Rusia. Porque ahora, lo que nadie se esperaba es que el presidente de China, Xi Jimping, visite a Putin, esta semana.

“El presidente chino, Xi Jinping, realizará una visita de tres días a su homólogo ruso, Vladimir Putin, la próxima semana, anunciaron el viernes Beijing y Moscú, con la «cooperación estratégica» en la agenda.

“Del 20 al 22 de marzo de 2023, por invitación de Vladimir Putin, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, realizará una visita de Estado a Rusia”, dijo el servicio de prensa del Kremlin en un comunicado.

“Se firmarán varios documentos bilaterales importantes”, se lee en el comunicado.

Ninguno de los países confirmó informes anteriores del Wall Street Journal de que Xi aprovecharía la oportunidad para llamar al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, en lo que sería la primera comunicación entre los dos líderes desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en febrero pasado.

Si bien China se comprometió inicialmente con una “asociación sin límites” aprobada con Moscú días antes del comienzo de la guerra en Ucrania, desde entonces Beijing ha tratado de posicionarse como un intermediario de la paz, presentando un plan de paz de 12 puntos.

En realidad, la visita del primer mandatario chino a Rusia es de preocupar: porque no se puede domesticar a un dragón, ni tampoco se puede acorralar a un oso, así como así…

Es posible que estemos próximos a una guerra: ¡así tal como suena! Porque chinos y rusos suman miles de efectivos militares, armas convencionales, y lo que es más preocupante; miles de cabezas nucleares en los arsenales de los dos países.

El sueño de los fantasiosos apocalípticos que ya ven un Armagedón, a lo mejor está por cumplirse. Pero los que lo que sueñan así, no se dan cuenta que ante una guerra termonuclear, no habrá esperanza para nadie, porque podría hablarse de una aniquilación del género humano.

Porque ya no estamos ante las guerras tradicionales, con frente de batalla, trincheras y soldados dispersos y dispuestos a luchar cuerpo a cuerpo. No. Ahora se trata de guerras y batallas con tecnología digital y que se pueden definir al movimiento de joysticks, manejados desde cómodas habitaciones a miles de kilómetros de distancia.

Nuestras abuelas tenían y manejaban el dicho: ¡Que Dios nos pille confesados! Y es posible que debamos hacerlo. Confesar nuestras faltas y prepararnos para batallas que no sabemos cuándo o cómo terminarán. 

A nosotros no nos gustan las guerras. Preferimos la paz. Pero a lo mejor (¿o a lo peor?), nos enfrentaremos a conflictos y guerras en que no seremos protagonistas, sino víctimas de las decisiones de caudillos y líderes a los que nadie a puesto ahí para terminar con el planeta. La cuestión, es como podremos decírselos, ya que nuestras vidas son tan preciosas, que hubo un hombre que dio su vida por ellas… de eso hace unos dos mil años. Pero pocos lo saben, aunque deberían enterarse, ya que puede ser la única esperanza de continuar en esta y en esa otra dimensión, tan etéreas y quizá hasta teórica, pero que aparece como la única esperanza para el ser humano.

(Guillermo Serrano en Ideas y Voces)

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