Por naturaleza siempre el hombre tiende a buscar su bienestar para él, pocas veces lo hace para su familia y casi nunca piensa en el bienestar de los demás, enseñando de la avaricia; Jesús en una ocasión conto la parábola de un hombre rico que había producido mucho (Lucas 12:15-21) y de cómo se vanaglorio de todo lo que tenía, no pensó que esa inversión sería una buena herencia para su familia o compartir un poco con los que le ayudaron a producir la riqueza que tenía, mucho menos en compartir con los necesitados, “NO” solo pensó en el mismo!
Ese es el común denominador en la vida diaria de hoy en día, de todos los hombres incluyendo los cristianos.
El egoísmo que provoca las riquezas o la falta de ellas no nos deja invertir principalmente en nuestras familias cuando esa debería ser nuestra mejor inversión en la vida.
Todos soñamos con tener una familia feliz donde no les falte nada material; y muchos lo logran dotando a su familia de todo cuanto requieren para su buen desarrollo en salud, educación, viajes, casas, todos con vehículos, etc. (Todo lo material).
Pero hay un área donde deberíamos de hacer nuestra mejor inversión y es en lo espiritual, (Mateo 16-26 TLA; si sabemos que una inversión requiere tiempo dinero y esfuerzo entonces por qué no hacerlo para la familia.
El cuido espiritual necesita recursos tanto económicos para que todos los miembros de la familia puedan asistir a los cultos regulares de su iglesia, los uniformes si son servidores, dotarlos de una buena biblia a cada uno, los pasajes del autobús, la gasolina del vehículo según sea el caso, alimentación si se requiere; invertir el tiempo que sea necesario en lectura bíblica, oración, invirtiendo en esfuerzo al recorrer las distancias entre su casa y la iglesia, lidiar con las inclemencias del tiempo, y asistir a los servicios después de haber terminado su jornada laboral.
Con el dolor de mi alma debo decirlo que hay otro, PERO y es que los cristianos no queremos hacer este tipo de inversión quizás porque no nos deja ganancias tangibles aparentemente, mas no entendemos que esa inversión resulta ser la mejor inversión de la vida ya que la ganancia será para toda la eternidad.
Pastores queda en nuestras manos ser los mejores asesores espirituales para que cada familia de nuestras iglesias haga la mejor inversión de su vida.
Dios nos ayude en esta comisión.
Lic. y Rev. Antonio Ruano
Pastor Tabernáculo Misión de Fe.