fbpx
sábado, noviembre 23, 2024

¿Por qué no ladraron los perros?

- Publicidad -spot_img

Éxodo 11:7  “Pero a ninguno de los hijos de Israel ni siquiera un perro le ladrará…”

Los griegos tenían sus propios dioses a quienes les rendían tributo, temor y sacrificios. Todos conocemos su galería de héroes quienes eran semidioses que les protegían o los castigaban cuando se portaban mal.

Los egipcios, muchos años antes, también tenían su propia galería de dioses. Solo que para ellos, sus héroes no eran semidioses ni semihombres sino animales. Adoraban toda clase de animales y bestias.

Para ellos el escarabajo eran un dios. Adoraban a los cocodrilos, las ranas, los piojos y las pulgas. Es decir, todo aquello que tuviera vida y perteneciera al reino animal era un dios a quien les atribuían poderes que les protegían tanto en esta vida como en el inframundo.

Para conocer la cultura y la conducta de un pueblo -dicen los estudiosos-, debemos conocer qué adoran.  La forma en que conciben a su dios, así se conciben ellos mismos. Porque dentro de todo ser humano hay un gen que le impulsa a adorar alguna imagen. Sea hombre, animal o cosa, pero todos hemos sido creados para adorar algo. Y dependiendo de lo que adoremos, así nos veremos a nosotros mismos y a los demás.  Porque de alguna manera, aunque quienes lean esto no sean creyentes en Cristo o practiquen el cristianismo, saben que somos imagen y semejanza de alguien. Con respecto a nosotros los cristianos, sabemos y creemos -por lo menos su servidor-, que somos Imagen y Semejanza de Dios. Así nos hizo el Creador, eso dice la Escritura.

Y volviendo a la idea de los egipcios y su galería de dioses que eran animales, ellos concebían de esa manera a Dios. Es decir: como ellos creían que era Dios, así lo adoraban. Es por eso que no es de extrañar que para los faraones que también se creían divinos, su adoración a las bestias les había inducido a ver a los seres humanos no como personas sino como bestias. Para ellos los individuos no eran personas, eran animales. Así se veían ellos y a los demás. De allí a practicar el sistema más cruel y corrupto de su cultura era la esclavitud.  ¿Como cree usted que se construyeron las pirámides? No fue con obra de mano pagada.  Fue con obra de mano esclavizada. Según el canal History Channel unas ciento cincuenta mil personas esclavizadas fueron quienes construyeron esas pirámides, y de ellos, unos ciento veinte mil murieron por las exigencias en el trabajo, la sed y el hambre que sufrieron.

Es cierto, los egipcios fueron los estandartes de la ciencia y la medicina. Dominaron la arquitectura que hasta la fecha no se ha podido igualar. Aprendieron a embalsamar a sus muertos. Los brujos y hechiceros habían alcanzado un nivel de imitación tal que hasta las plagas que Dios le envió a Egipto ellos fueron capaces de imitar con algunas excepciones. Los egipcios habían alcanzado un nivel cultural como ninguna otra nación.

Pero eran corruptos. Eran paganos a la enésima potencia. Y esa fue la causa de su destrucción. Habían concebido al Dios de los hebreos como nada. Eran tan autosuficientes que el mismo Faraón expresó: “¿Y quien es Jehová para que yo le sirva?”  Ellos habían formulado la creencia en un dios zoológico, por lo tanto, trataban a los demás como bestias. Así de sencillo.

Esto nos lleva a que algunos hombres tratan a sus esposas e hijos como animales. Los insultan como si fueran vacas. Les chiflan a sus esposas cuando las llaman como si fueran caballos.  Tratan a su familia como si fueran rebaño y no seres humanos. Los arrean como ganado y no los guían como personas. Estos hombres tienen una idea animalesca de su propio dios. Y así es como él se ve a sí mismo y a los demás.

Bueno, pero hay un detalle muy interesante la noche de la pascua. Cuando el Señor le indica a Moisés que le diga al pueblo hebreo que se prepare para salir de Egipto para su liberación y ser llevados a la Tierra Prometida, les dice que salgan a media noche. Pero había un problema a resolver: Los egipcios habían domesticado tanto a su dios los perros para que en la noche, si alguien trataba de huir de su territorio, que los perros que eran sus guardianes, ladraran para dar aviso y capturar a cualquier fugitivo.  Eso lo sabían los hebreos. Pero es cuando Dios les dice que no se preocupen.  Los egipcios tienen que aprender quien en realidad manda sobre sus dioses. Por eso las plagas. Por eso la noche de la salida del pueblo, el Señor hace que ni los perros ladren para que ellos sepan quien tiene el mando sobre todos: Jehová de los Ejércitos.

Los perros no ladraron porque el Verdadero Dios les hizo callar.  No importa a quien tenga usted como su dios: Solo hay uno y Único. Se llama El Señor Jesus. Jesus es el Señor.

- Publicidad -spot_img

ÚLTIMAS NOTICIAS

- Publicidad -spot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí