Son esos frutos silenciosos, que se cosechan por debajo de la tierra. De manera anónima, silenciosa y poco atractiva a la vista de la gente.
Pero allí están… los tubérculos.
Creciendo como raíces sin serlo.
Llenos de polvo y tierra, pero fuertes y más vivos que nunca.
La papa, el camote, la yuca etc. Son ejemplos de tubérculos que se cosechan en lo subterráneo de un campo, listos para ser desenterrados de un momento a otro.
De ellos podemos aprender mucho.
Aprendamos a crecer de manera secreta como ellos. Sin fama, sin retratos, sin aplausos ni ovaciones. Sin recibir admiración de nadie, y sin ser fotografiados en jardines elegantes como otros.
“No sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo con animo la voluntad de Dios” Ef 6:6.
Hacer las cosas solo para ser vistos, es una motivación equivocada.
Tarde o temprano nos daremos cuenta, que agradar a la gente es una tarea fatigosa y desgastante. Ya que al final del día lo que en verdad cuenta es cumplir el propósito eterno, con el cual nos diseño Dios.
En ocasiones la misma gente que se alimentara de ti, te enterrará primero, y luego gozara de tu favor.
Así es, los que te rodean primero te sepultan y luego te aplauden.
Pero solo los valientes saben crecer, avanzar y extenderse en las circunstancias que para otros seria una sepultura.
Sácale provecho a tus caídas y equivocaciones. Haz que valga la pena tu paso por el polvo. Saca ganancias de los fracasos y desaciertos. Conviértete en invencible siendo invisible.
Por que los invisibles aprenden a ser invencibles, sobreponiéndose una y otra vez de sus proyectos fallidos.
Aprende a crecer y a enriquecerte por debajo de otros… donde nadie lo hace, donde nadie se imagina tu existencia. Allí en lo secreto de la tierra, humillado ante Dios en polvo para que él te recompense en público.
No todos contamos con el color, el glamur y la hermosura de una rosa, pero eso no significa que no creceremos ni alcanzaremos en nuestro propósito en Dios.
Seamos como los tubérculos. Que en lo oculto y en lo secreto de nuestra oración conquistemos lo inconquistable.
Solo así podrás avanzar a pesar que otros te tiren tierra…
Porque a pesar que para otros estes enterrado, se darán cuenta que nunca estuviste sepultado.
Ellos se darán cuenta, que las pérdidas y las tragedias de la vida no han sido tu tumba, sino la estrategia ideal para surgir con mayor fuerza.
Confía en Dios, porque él te levantará, te promocionará y te pondrá en mesa de reyes, donde ni siquiera tú, te imaginaste estar.
Porque sin importar que no has estado a la vista de muchos, has permanecido bajo la mirada de Dios. Y eso es lo que cuenta.