Jesús llego a ver a lázaro, pero al llegar, le dijeron que ya estaba muerto.
Fueron a la tumba y dio la orden de resurrección, sobre su amigo difunto.
Ordenó que quitaran la piedra del sepulcro, y cuando lázaro ya había salido, les dijo que lo desataran.
El se levanto de entre los muertos al cuarto día, pero tuvieron que quitar la piedra y desatarle todas las vendas.
La realidad es, que no solo lázaro estaba atado sino también los incrédulos que rodeaban a Jesús.
Quizá no con sudarios físicos, pero si con vendas de duda e incredulidad.
Muchas veces estamos atados como momias.
Atados al no se puede, al imposible o a un diagnóstico médico.
Sin fe y sin la esperanza de recibir un milagro.
No hay lienzos más gruesos, que los de la incredulidad y la duda.
Ni sepulcros tan oscuros, como los de la desesperanza.
Muchos son los lazaros resucitados por el poder sobrenatural de Jesucristo. Pero másson las momias que, atadas a sus propios razonamientos humanos, viven sin permitir que Dios los haga libres.
Estando cerca de su libertad, prefieren vivir en el sepulcro de la condenación.
Otros se han momificado en distintas áreas, sin darse cuenta.
Momificados en el servicio a Dios, han dejado de servirle.
Momificados en el evangelismo, paralizaron la cosecha de almas en la iglesia.
Momias en la alabanza y en la adoración. Congregan solo por rutina. Sin ser capaces de alzar sus manos al cielo y adorar a Dios con libertad.
Momias en la devoción, ya que usan vanas repeticiones al momento de orar y se mantienen sin leer de manera personal la biblia. Y así se pasan meses y meses, si meditar en su palabra.
Cristianos momias, son los que viven alejados de su familia sanguínea y espiritual. Aislándose en vida como si ya estuvieranmuertos.
Momias, insensibles con las necesidades de otros, completamente atados para poder extender sus manos y compartir bendiciones con los demás.
Momificados con vendas de orgullo, permanecemos cuando no permitimos ser ayudados por otros, pensando que podemos solos.
Atados y enredados en nuestros propios harapos estamos, cuando no perdonamos a los que nos dañaron. Manteniéndonos en pudrición emocional, en la humedad oscura de la cueva del resentimiento.
Inmóvil y atrapada esta nuestra alma, cuando no renunciamos al pecado favorito, que sin darnos cuenta ya se convirtió en una adicción.
Pero en este día y a esta hora puedes ser libre de toda atadura. Si tan solo se lo pides de corazón a Dios.
Sino eres momia, entonces levanta tus manos y adora a Dios con libertad. Sino eres momia, rompe el silencio y canta con jubilo al señor. Si dejaste de ser momia abraza a tu familia y hermanos en Cristo. Sino eres momia deja la religión, y ayuda a otros, desatando sus vendas, para que también dejen de ser momias. Recuerda que un día, también alguien te ayudo a despojarte de las vendas que te ataban, para que ahora goces tu nueva vida en Cristo.
