fbpx
domingo, mayo 5, 2024

De adentro hacia afuera

- Publicidad -spot_img

Éxodo 25:10 “Harán también un arca de madera de acacia…”

¿No se ha preguntado usted por qué el Señor, antes de que Moisés y sus ayudantes hicieran el Tabernáculo, lo primero que pide son ofrendas?

Éxodo 25:2 “Di a los hijos de Israel que tomen una ofrenda para mí; de todo aquel cuyo corazón le mueva a hacerlo, tomaréis mi ofrenda…”

Y, lo más curioso de todo, es que después de haberles pedido una ofrenda, le da las instrucciones de lo que debe hacer: Un arca. 

Dios, mis amigos, no empieza a arreglar las cosas desde afuera sino desde adentro. Todo su trabajo con el ser del hombre es desde su interior. De nada vale que ponga un parche en la pared si antes no se examina qué ha provocado ese agujero.  El hombre, en cambio, quiere arreglar su vida y sus asuntos desde afuera. Es decir, quiere arreglar los efectos antes de enfocarse en arreglar las causas.

Por ejemplo: ¿Sirve de algo el dolor? Claro que si, de mucho. Un órgano del cuerpo, cuando está a punto de arruinarse, envía señales al cerebro para que éste, a través del mensaje de un dolor en el vientre, avise que hay un órgano que está a punto de colapsar.  Es como si el órgano nos dijera: “oye, ponme atención porque me estoy echando a perder y todo tu cuerpo va a sufrir”. 

Visto así, el dolor es bueno. Nos hace ver que algo no está funcionando bien en nuestro organismo y vamos al Doctor para que nos examine lo que está mal por dentro. 

Es lo mismo con la creación de Dios con respecto al Tabernáculo. Antes de hacer las paredes con las pieles, los muebles como la mesa de los panes, el candelabro de oro y todos sus ornamentos, el Señor le dice a Moisés que primero pida una ofrenda voluntaria de todo el pueblo porque van a empezar la obra de construir un lugar donde el Señor se manifestará entre su pueblo.

Sabemos que el diezmo es obligatorio, pero la ofrenda es voluntaria, tiene que salir del corazón. Un corazón bondadoso, generoso y que ama, no duda en dar. Primero se da a sí mismo y luego no tiene empacho en dar de su generosidad. Lo primero que el Señor quiere poner en nosotros los que hemos creído en él y que estamos dispuestos a servirlo, es probar nuestro corazón, qué tanto estamos dispuestos a darle lo que él nos pida.  De esta manera el tabernáculo es una extensión de los corazones del pueblo, donde el Señor desea morar.  Allí está la primera enseñanza de la restauración del hombre que se cobija bajo sus Alas. 

Lo primero que el Señor nos está enseñando es que lo más precioso que le podemos dar es el oro.  El oro tiene valor porque la Palabra le da valor.  Los corazones voluntarios tienen la oportunidad de entregar lo más precioso al Señor.  Esta es la razón por la que los hijos de Israel tuvieron que pedir los tesoros de Egipto antes de salir, porque sus riquezas eran necesarias para poder construir esta obra del Todo Poderoso. 

Ahora que ya tiene Moisés suficiente oro, plata, madera y piedras preciosas, viene el primer mueble: El Arca del Pacto.  ¿Por qué es esto así?  Porque el Señor que es Sabio, lo primero que pone en nuestro interior es su Presencia a través del Arca que se construye en el corazón del hombre. Porque dentro del Arca él pondrá su Testimonio. El Señor siempre empieza su obra desde dentro para fuera.  

Cuando Dios trata con un hombre, lo hace desde dentro hacia fuera.  El problema de muchos es que intentan quitarse los malos frutos, las malas obras de su vida, pero no tratan con la raíz que produce esos malos frutos.  Podemos estar toda la vida intentando mejorar nuestras acciones y nuestras palabras, pero no vamos a tener éxito al menos que vayamos al corazón, que es la causa de todas las malas obras. Ya lo dijo la Escritura: “Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos y muchas cosas más. 

Cuando hay conflictos hay que ir a la causa, a la raíz y no intentar cambiar las consecuencias. No tratemos de cambiar las consecuencias, sino las cosas que  producen esas situaciones y veremos cambios sustanciales.  Dentro del Arca  Dios le dijo a Moisés que pusiera las Tablas de la Ley. Eso es lo que Dios pone dentro de nuestro corazón cuando empieza nuestro caminar hacia Su Presencia: Sus mandamientos.  

La verdadera conversión a Jesus, mis amigos, no es solo cuestión de una oración a la ligera. Es un proceso Divino que empieza en el interior del hombre y continúa hacia su exterior.

- Publicidad -spot_img

ÚLTIMAS NOTICIAS

- Publicidad -spot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí