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sábado, diciembre 7, 2024

El aporte social más importante de la Iglesia Evangélica de El Salvador

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Recorriendo las diversas ciudades y pueblos de El Salvador, no puedo evitar admirar la gran cantidad de ministerios eclesiásticos y paraeclesiásticos que trabajan incansablemente para atender las diferentes necesidades de nuestra nación. Damos gloria a Dios por los numerosos ministerios y organizaciones que han contribuido en áreas como la salud, la educación, el apoyo a los más vulnerables y a la lucha de causas justas. Sin embargo, cada una de estas actividades carecería de valor en el reino de Dios y serían meras acciones humanistas si no tuvieran un fin en común: la conversión de aquellos que se benefician de sus servicios.

Por lo tanto, considero que la labor más trascendental, excelente e importante de la Iglesia Evangélica es la exposición clara del evangelio de la Gloria de Jesús y la conversión de aquellos que creen en Él. Por encima de las necesidades de salud, educación, alivio emocional, alimentación o recreación, el ser humano tiene una necesidad más grande e importante que, si no se satisface, le afectará por toda la eternidad: la salvación de su alma.

Por esta razón, desde mi perspectiva, me gustaría dirigirme a mis hermanos pastores evangélicos y hablar sobre el impacto social del Evangelio en nuestra nación.

El propósito del Evangelio en una nación: La salvación de las almas

La Iglesia de Jesucristo ha sido establecida por Dios como columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15). Esto significa que no hay otro organismo, sino solamente la iglesia verdadera, que sostenga y exponga fielmente la verdad de Dios sobre la tierra, el evangelio de Jesucristo. Este es el aporte más importante y trascendental que constituye la esencia del ser de la iglesia: la proclamación del evangelio de Jesucristo, la defensa de la verdad y la refutación del error. Esta es la exclusiva verdad que transforma naciones, aviva pueblos, convierte hombres, y que salva almas.

A lo largo de la historia, la iglesia genuina se ha esforzado por exponer el Evangelio, defender la verdad y refutar el error a través del ministerio de la Palabra. Esta labor es, en última instancia, lo que permite a una nación prosperar y transformarse en todos los ámbitos de la vida.

Un ejemplo destacado de esto es la Reforma Protestante. A pesar de la ansiedad existencial del habitante europeo de esa época y la corrupción de la iglesia de Roma, fue la exposición del Evangelio por parte de líderes como Martín Lutero y Juan Calvino lo que condujo a la creación de escuelas, hospitales y universidades en distintos países de Europa. 

No obstante, la historia también muestra que cuando la iglesia cristiana se distrae y se desvía de la sana doctrina, el Evangelio se ve comprometido y la iglesia pierde su autoridad e influencia, provocando consecuencias negativas para la nación. Un ejemplo de ello es la historia del Gran Avivamiento en Estados Unidos. Aunque en sus inicios universidades como Harvard, Princeton y Yale fueron fundadas por puritanos con el objetivo de glorificar a Dios y defender la verdad, estas instituciones se han desviado de su propósito original, lo que ha impactado negativamente a la nación. Lo que antes era una nación en avivamiento, ahora busca con urgencia, al igual que Europa, el agua viva que se ha perdido al excavar sus propias cisternas rotas. 

Sin embargo, Dios, en su bondad y misericordia eterna, permite que surjan pequeñas reformas en cada generación para devolver su gloria manifestada a través de su iglesia en cada nación.

El desafío de la Iglesia Evangélica en El Salvador

En el contexto del evangelicalismo actual en El Salvador, debemos reflexionar sobre nuestro llamado y responsabilidad como Iglesia. En primer lugar, no debemos subestimar la importancia del ministerio de la Palabra. Es vital fomentar la predicación expositiva del Evangelio y comprender que nuestra función principal es proclamarlo, defender la verdad y refutar el error.

Es preocupante observar cómo en El Salvador estamos presenciando el inicio de una especie de apostasía religiosa dentro del cristianismo. Algunas iglesias están más enfocadas en temas terapéuticos, pragmáticos y de prosperidad financiera, alejándose de la enseñanza bíblica y comprometiendo el Evangelio para agradar al mundo, olvidando en cierta manera que mezclar la verdad con mentiras siempre es mentira y que utilizar las estrategias del mundo para supuestamente ganar al mundo para Cristo es pecado de mundanalidad. La herencia de estas acciones es un evangelio despojado del mensaje de la ofensa de la cruz para hacerlo más agradable al oyente, convirtiéndolo en un evangelio ineficaz para salvar, pero útil para mercadear la fe a la medida del consumidor posmoderno.

Nuestra tarea como Iglesia Evangélica en El Salvador es mantenernos firmes en la verdad del Evangelio, sin comprometer nuestra fe. No debemos permitir que la aprobación del mundo, la tolerancia o el pragmatismo se conviertan en nuestra prioridad. Es necesario enseñar y predicar la Palabra de Dios de manera fiel y completa, sin omitir ninguna doctrina, por difícil o impopular que sea.

Asimismo, debemos ser la luz y la sal de la tierra, mostrando a Cristo a través de nuestras acciones y palabras en una sociedad que cada vez se aleja más de Dios. Además, es fundamental orar fervientemente por un verdadero avivamiento espiritual en nuestro país, para que el Espíritu Santo obre en el corazón de la gente, los lleve al arrepentimiento, a la fe en Jesucristo; al hambre y sed por aprender la Biblia y sus doctrinas, para una vida piadosa y santificada como consecuencia de esta gracia de Dios.

Conclusión

Amigos pastores de El Salvador, recordemos la importancia de mantenernos fieles al mensaje del Evangelio y a la misión de la Iglesia. La verdadera Iglesia de Jesucristo es aquella que se mantiene en la verdad, sin comprometerla ni diluirla en un intento de agradar al mundo. Es aquella que se mantiene reformando lo que se deforma, a la luz de las Sagradas Escrituras.

Como pastores evangélicos, tenemos una responsabilidad única de guiar a nuestras congregaciones hacia una comprensión más profunda y sincera del Evangelio y de la misión que Dios nos ha encomendado. A través de nuestra enseñanza y ejemplo, debemos mostrar el amor y la gloria de Cristo a aquellos a quienes servimos.

Que estos tiempos nos sirvan de recordatorio para permanecer fieles a nuestro llamado y comprometernos con la proclamación y defensa de la verdad del Evangelio. Al hacerlo, contribuiremos significativamente al bienestar espiritual y social de nuestra nación, ayudando a guiar a El Salvador hacia un futuro más brillante y esperanzador en Cristo Jesús.

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