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sábado, diciembre 21, 2024

Esperanza en la Crisis: Reflexión tras la Tragedia del Estadio Cuscatlán

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Estimados hermanos y amigos en general,

Las noticias recientes del trágico incidente en el Estadio Cuscatlán nos han sacudido profundamente como salvadoreños y han hecho que nuestro corazón se duela por los que han perdido seres que amaron y están sufriendo ese dolor inimaginable. Como pastor y salvadoreño, hoy quiero mostrar mi solidaridad y extender una mano de consuelo y esperanza. Quiero desde la comprensión y el evangelio responder ¿cómo enfrentar las crisis y desastres repentinos?

Amigos y hermanos, los peligros y las crisis están al acecho de nosotros cada día, pues existimos y nos movemos en un mundo afectado por el pecado, sin embargo, aunque no tengamos el poder de evitar los acontecimientos “repentinos”, la Biblia nos llama a no temer. «No temerás ningún desastre repentino», nos dice el libro de Proverbios 3:25.

El dolor y la calamidad son inevitables, variables, imparciales e impredecibles (Stg. 1:2). Sin embargo, siempre podemos elegir cómo responder ante ellos. Ante el temor y el pánico que representa la falta de un ser amado, podemos optar por la fe y la confianza en Dios. Recordemos que incluso en la peor tormenta, Jesús dormía tranquilamente en la barca, confiando plenamente en Su Padre.

Entonces, ¿cómo enfrentamos las crisis o desastres repentinos? Considerando tres verdades de gran importancia en este tiempo de dolor y luto:

Primero, debemos enfocarnos en la presencia de Dios. En momentos de crisis debemos procurar traer a memoria que Cristo está con nosotros. Él nos prometió que estaría con nosotros hasta el fin del mundo. Él está para consolarnos, fortalecernos, dirigirnos en sabiduría y llenarnos de la esperanza que proviene de Su Palabra. En medio de nuestra pena y miedo, debemos buscar a Dios con los ojos de la fe.

Segundo, debemos descansar en el cuidado de Dios. Incluso cuando pensamos que Dios no está con nosotros, Él está cuidando de nosotros. «No temas, que yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío”, nos dice Isaías 43:1-2. No importa lo que esté sucediendo, Dios cuida de ti. Por tanto, aún en la profundidad de tu dolor, Él puede ser tu consuelo y sosiego para tu alma, si tan solo crees en Él como Salvador de tus pecados y confías en su gracia. Como dice el respecto a los que confíen en Dios Salvador: “Esas personas no serán derrotadas por las perversas circunstancias. Los justos serán para siempre recordados. 7 Ellos no tienen miedo de recibir malas noticias; pues están confiados en que el SEÑOR los cuidará.” Sal 112:6-7

Finalmente, debemos confiar en el poder de Dios. Recordemos que Jesús calmó la tormenta y pacificó el mar con una simple orden (Mr. 4:35-41). Jesús tiene autoridad sobre la naturaleza y sobre todos los sufrimientos de la vida. En medio de nuestras crisis, debemos recordar que Dios tiene el control, por lo tanto, puedes descansar en Él.

Estos son tiempos difíciles, pero en medio de nuestras pruebas, debemos recordar que Dios está con nosotros. Su presencia, su cuidado y su poder son nuestra fortaleza y nuestro consuelo.

Por esta razón, a mis hermanos cristianos de El Salvador les hago una invitación: que en estos días de dolor y luto, en primer lugar oremos por aquellos que han perdido a sus seres queridos en el Estadio Cuscatlán. En segundo lugar, a todo aquel que sufre por no tener respuestas al dolor que pueda estar enfrentando, que podamos mostrar a Cristo y su consuelo a través del evangelio verdadero y, en tercer lugar, llevarlos de la mano con amor y consideración a mostrarles como las iglesias locales pueden ser su familia de apoyo y edificación en esos momentos.

Que Dios les dé fuerza y consuelo.

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