Por: Luis Medina | La Prensa Cristiana
Al interior de la Iglesia Evangélica de manera implícita o de forma explícita, la sucesión o el relevo generacional ocurre, en algunos casos de manera paulatina, mientras que, en otros casos, por motivos de fuerza mayor, ocurre rápidamente, sin previo aviso.
Las famosas carreras de relevos, como disciplina deportiva, con la intensión que los atletas deben turnarse para realizar la misma actividad, puede ser un símil del relevo generacional, que hace referencia a la sucesión de la nueva generación.
En esencia no es un tema que se dialogue de manera constante, ni que existan congresos de manera periódica, para el caso puede ser que se cuente con la persona que tomará la batuta en determinado momento, como que no se cuente con ello, el tema no debe ser un dolor de cabeza para quien esta en el proceso, ni un alivio para quien cree que ya completó su misión, más bien el tema debe ser un punto de encuentro para dilucidar ideas y conversar acerca de los procesos necesarios para alcanzar el traspaso de un líder a otro.
Uno de los puntos elementales es el honrar a la generación vigente, conversamos con el pastor Javier Karraá, de la Iglesia Centro Familiar de Adoración, conocida como CEFAD, según sus palabras, él pertenece a una segunda generación, de relevo como el lo explica, su padre el pastor Francisco Karraá fue el pastor fundador, y el ha asumido el rol de pastor general, en la cartelera de la iglesia se puede ver a ambos con intervenciones en diferentes tiempos, “Se puede honrar a la generación vigente dejándolos influir y predicar en la iglesia a pesar de la edad, en la predicación no hay jubilación, en el nuevo pacto el Señor añade fuerzas, añade sabiduría, añade gracia, añade experiencia, hasta que el Señor los llame deben seguir participando en la iglesia, no se les debe relegar o hacerles de lado, se debe dejar que nos sigan enriqueciendo con su experiencia, pero no al grado que no permitan que se levanten nuevos liderazgos jóvenes, deben seguir siendo de influencia y participando activamente”, indico el pastor Javier Karraá.
El relevo de un líder a otro, no debe estar ligada a sentimientos o deseos personales de quien pasa el mando, sino para el caso de una organización religiosa, el fundamento es un tema espiritual, principalmente un llamado pastoral genuino, comprobable a través del respaldo de Dios, como también su corazón de pastor, así como su efectividad, dentro y fuera del pulpito, capacidad teológica, capacidad administrativa, un buen testimonio. 1 Timoteo capitulo 3 hace referencia a los requisitos para un obispo: <Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo>.
Para el pastor Juan Carlos Hasbun, de Iglesia kemuel, “las últimas décadas han estado marcadas por una pastoral con referentes que han peleando la buena batalla, personas que fueron minoría y no les importaba el desprestigio, ni el rechazo, ni el aislamiento social, porque tenían la misión de llevar el evangelio y propagarlo. Mi llamado de atención es a identificar los relevos, debemos trabajar siempre en función del reino de Dios, si se tiene una posición de ventaja ministerial siempre seamos manos extendidas, no desperdiciemos nuestras vidas poniendo condicionantes, démonos la oportunidad de ser provocadores de un espíritu de unidad en el reino de los cielos, tenemos la obligación de acompañar a las nuevas generaciones, probablemente en el proceso nos llevemos varias desilusiones, pero en esa búsqueda encontraremos un diamante y deberemos acompañarle, así como Pablo acompañó a Timoteo”. Expresó el pastor Hasbun.
Quien recibe la antorcha, tiene consigo diferentes desafíos que debe asumir con responsabilidad, conversamos con el pastor Mauricio Castellón de Iglesia Bautista Miramonte, quien, en su momento, por parte del pastor Luis Martí, recibió el traspaso de mando, y según su criterio explica existen 3 desafíos que trae consigo el relevo generacional, palabras que detallamos a continuación:
- Honrar el pasado
“Una de los desafíos es honrar el pasado, que nosotros sepamos como llegamos hasta acá, algunas cosas quizás ya no sean funcionales, pero eso no significa que debamos asumir una actitud de dar la espalda, debemos honrar a las personas que confiaron en nosotros, que nos dieron la oportunidad, que nos formaron”.
- Administrar el presente
“Se debe conocer cuáles son los desafíos que tiene una iglesia, después de la pandemia, ya estamos superados en ese tema, pero en cuanto a las secuelas que nos quedó, hablando de la virtualidad, el compromiso, el servicio, la salud mental, la despersonalización que se da en algunas de las relaciones, son parte de las lecturas que deben hacerse para poder hacer llegar el mensaje de una manera relevante”.
- Proyectar el futuro
“Mientras el Señor Jesucristo no vuelva por nosotros, tenemos una oportunidad de seguir haciendo iglesia y debe prepararse para la siguiente generación, y si el Señor Jesús vuelve por nosotros, debemos estar listos para que nos encuentre como esas vírgenes que tenían el aceite dispuesto para la lámpara, es necesario pensar con entusiasmo, con ilusión en el futuro, aun cuando las circunstancias temporales puedan ser contrarias o difíciles, pero la esperanza que nosotros tenemos en ese retorno del Señor, debe hacernos trabajar para proyectar el futuro”, concluyó el pastor Castellón.
Honrar el pasado, administrar el presente y proyectar el futuro son elementos claves a considerar para el relevo generacional y en los que se debe pensar para establecer las bases para que las futuras generaciones que vienen, también puedan ser alcanzadas para Cristo.