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lunes, abril 29, 2024

Las quejas

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Números 11:4-6  “¿Quién nos dará carne para comer?  Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná

No sé como Moisés tuvo la paciencia para soportar las quejas del pueblo que Dios le encargó que llevara a la tierra prometida.  En cada trayecto de su camino tuvo que poner frente de pedernal ante cada situación incómoda que las gentes le provocaban. Indudablemente, para Moisés, esas personas eran una espina en su costado o quizá le provocaban agruras constantemente.  Las cosas se fueron torciendo en la vida de Moisés porque la gente no estaba siendo agradecida con lo que Dios estaba haciendo en medio de ellas.  Porque las personas tienen la tendencia de quejarse, no importa los grandes milagros que Dios haya hecho en sus caminos, siempre habrá quien tenga motivos para quejarse.

Siempre hay como un punto para quejarse. Las quejas dañan la percepción de las cosas,  dañan la personalidad de las personas que lo hacen. Está demostrado que cuando hay un grupo de personas que se quejan, generan un ambiente negativo en su alrededor. Las quejas constantes dañan el entorno de las personas que rodean al quejoso, generan  un ambiente desagradable, hacen que las demás personas lo vean como  una persona amargada, crónicamente insatisfecha y eso puede afectar sus relaciones personales, sus relaciones matrimoniales, puede afectar sus relaciones comunitarias porque las personas tienden alejarse de aquellos que constantemente se están quejando.

Y lo peor es que los que más se quejan son los que menos aportan porque las quejas no van a acompañadas por acciones correctas para resolver los problemas. Si una persona se queja para cambiar la situación es probable que los problemas persistan pero al final tendrán solución pero cuando se quejan para evadir responsabilidades, la queja tendrá un impacto en la salud mental de la persona que se vive quejando porque desarrollará un síndrome de insatisfacción crónica y en vez de enfocarse  en las soluciones y aspectos positivos de la vida, la persona puede quedar atrapada en ese círculo de pesimismo y negatividad.

Mis amigos, huyan de las quejas. Las quejas generan conflictos que quiebran las relaciones interpersonales. La Biblia dice que Dios mismo se cansó de tanta queja antropomorficamente y usando ese detalle sabemos que las personas pueden cansarse de los que constantemente se están quejando, de escuchar quejas constantes y eso puede llevar a distanciamiento y deterioro de relaciones interpersonales.

No estamos hablando de señalar problemas reales que requieren resolverse, estamos hablando de quejas que no tiene la intención de resolver problemas. Las gentes del desierto se quejaron del maná que estaban comiendo por Gracia y Misericordia del Señor, pero ellos fueron mal agradecidos y murmuraron contra Moisés y Dios.

Escuchemos hablar a los quejosos del maná: “Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná” y eso era mentira porque sabemos que ellos eran esclavos en Egipto y eso hacia imposible que como esclavos tuvieran el privilegio de comer de esos manjares, lo que ellos decían no se corresponde con la realidad que vivían en Egipto.

¿De donde sacaron esas ideas tan extrañas? ¿de donde sacaron que ellos comían esos alimentos que eran para la alta sociedad de aquel país?  Es que las quejas dañan las perspectivas de las cosas, incluso modifican la memoria y nos hacen decir cosas irracionales.

Si algo podemos aprender de los quejosos es que no debemos seguir quejándonos y poner los ojos en las cosas hermosas que Dios esta haciendo y en las cosas grandes que están sucediendo bajo la nube que Dios ha puesto sobre nosotros.  Debemos ser agradecidos con nuestro Buen Dios porque siempre ha estado a nuestro lado, supliendo para nuestras necesidades y proveyendo para nuestros gastos familiares y personales sin esperar más que agradecimiento y obediencia a su Amor incansable.

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