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sábado, noviembre 23, 2024

¡Cuidado con imitar a Jonás!

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Jonás 1:17 “Y el SEÑOR dispuso un gran pez que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches”

Acabo de leer una noticia que decía que dos bañistas que flotaban en el mar sobre sus tablas de pronto se toparon con una ballena que iba en la dirección de ellos. Según dicen los especialistas, ella, la ballena, al verse invadida en su espacio, se los tragó y los mantuvo dentro de su boca por unos segundos para luego vomitarlos de regreso sanos y salvo, aunque con un buen susto.

¿Que aprendimos de ese suceso que es de la vida real?  Que el hombre -dicen-, no es parte del alimento de las ballenas. Entonces, recordé el suceso de Jonás. No fue una ballena la que se lo tragó. Fue algo más espantoso. Y me surgieron algunas preguntas:

¿Como fue la preparación del animal que se iba a tragar a Jonás? ¿Cuanto tiempo Dios invirtió en preparar a este animal solo para darle una lección a su profeta rebelde? Lamentablemente no conocemos ningún detalle fuera de lo que la Biblia nos dice con respecto a que Jonás fue tragado por este monstruo para hacerlo llegar a su destino

Me gustaría saber cómo hizo Dios para preparar a este animal, hacer que su vientre fuera tan grande como para que un hombre cupiera dentro de él. Sabemos que la palabra hebrea para “ballena” no aparece en la Escritura, pero a falta de conocer la verdad, damos por hecho que fue una de ellas la que protagonizó la historia de la disciplina de este hombre voluntarioso.

Entonces sabemos que fue un tipo de pez frío, mojado, inimaginable, indescriptible, con una oscuridad tenebrosa, con un olor insoportable, con los gases gástricos del pez rodeando a Jonás por todos lados, consumiendo su piel, sufriendo el movimiento constante del pez, la presión cambiante de las profundidades del océano, absolutamente nauseabundo, con un olor apestoso. Es totalmente milagroso que Jonás esté dentro de este animal durante tres días y tres noche y que fue preparado exclusivamente para Jonás.

Y no me pregunte de la parte de como respiró. No se nada de eso. Solo sé que fue humillado, fue tragado por ese animal que Dios se tomó su tempo para prepararlo precisamente para darle una dura lección a aquel rebelde, narcisista, ególatra y racista de oficio profeta.

Y fue allí precisamente, en esa oscuridad profunda que Jonás hizo su primera oración: Jonás 2:1-2  “Entonces oró Jonás al SEÑOR su Dios desde el vientre del pez, y dijo: En mi angustia clamé al SEÑOR, y Él me respondió. Desde el seno del Seol pedí auxilio, y tú escuchaste mi voz”

Aunque en esta oración no hay una petición específica, dentro de ella se puede sentir la angustia, el dolor, la soledad y la necesidad de este hombre implorando el favor del Señor. Jonás sabe que aunque sea rebelde al mandato de Dios, él puede alcanzar la misericordia y el amor del Dios a quien ha servido.

Eso provocó que Dios le escuchara y ordenó al pez que nadara hacia la tierra de Nínive, a tierra seca y vomitara a Jonás sobre ella. No sé como lo hizo. No sé cuanto tiempo se llevó el animal para llegar a las costas del país a donde fue enviado el profeta a anunciar  la próxima destrucción de aquel país si no se arrepentían, no se cuán lejos lo envío desde su vientre como para que no deseara tomar otro camino. Pero allí vemos a Jonás embarrado de babas, en una condición impensable, triste y humillado por Dios. 

¿Puede usar Dios a un hombre como éste? ¡Claro que si! por segunda vez, Dios le habla y le repite la orden: 3:1-2 “Vino palabra del SEÑOR por segunda vez a Jonás, diciendo:  Levántate, ve a Nínive…”

Hablemos ahora un poco de Nínive:  territorialmente hablando, quedaba a seiscientos kilómetros del mar, la ciudad estaba rodeada por más de diez kilómetros por muros que rodeaban la ciudad. Medía aproximadamente setenta kilómetros de longitud. El nombre Nínive se cree que es derivado del nombre Ninos, que en acadio significa “pez”, que a la vez se deriva de Nimrod, el bisnieto de Noe y fundador de esa ciudad.  ¿Por qué llamarían a Nínive “ciudad pez” cuando estaban tan lejos del mar? Es que según la historia, adoraban al dios pez, Nanche, la hija de Era, diosa pez del agua dulce y también adoraban al dios pez Dagon, con cuerpo de pez y cabeza de hombre, estos dioses pez eran adorados en aquella cultura.

De hecho, cuando Jonás apareció ante aquellas personas, parecía un albino, emblanquecido por los ácidos gástricos del animal que lo había vomitado, haciendo que su piel fuera como la de un fantasma.  Imaginemos el susto que se llevaron los habitantes cuando Jonás empieza a contar que un inmenso pez lo había llevado en su vientre a llevarles un mensaje de espanto, y destrucción. Imaginemos la impresión de aquella gente cuando creen que eran sus dioses quienes les enviaban un mensajero para que se volvieran al Dios de Israel el que Jonás les ha presentado.

¿Cual era su mensaje? De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Solo eso. Caminando día tras día a lo largo y ancho del país repitiendo el mismo mensaje. ¿Que sucedió? Toda aquella gente se preparó según sus costumbres para evitar la catástrofe que se les avecinaba. Usted sabe el resto. Hicieron ayuno general y Dios tuvo compasión de ellos.

Pero esto no estaría completo si no le hago la obligada pregunta: ¿No será que Dios está preparando un pez para usted? ¿No será que Dios está preparándole una experiencia como la de Jonás para hacerlo pensar en su vida, en su conducta y en su estilo de vida?

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