Existe un dicho popular que dice:
“Nadie sabe que es estar en mis zapatos” o les dicen a otros, “Entiende su situación, ponte en sus zapatos” Y esto se refiere a ponerse es la posición de otros.
Saber que se siente estar allí o hacer lo que otro hace.
De manera que podamos asumir responsabilidades ajenas y hacerlas nuestras.
Pero también realizar lo que otro hace como la posición que toma un hijo al sustituir a su padre en casa, cuando este no está.
Tenemos grandes antecesores en la vida. Gente que fue muy valiente, cristianos que entregaron su vida por Cristo, personas que predicaron y nos dejaron grandes ejemplos dignos de imitar. Pero muchos de ellos ya no están. Y debemos de hacer, lo que ellos hicieron.
Cambiar de zapatos es nuestro desafío. Dejar de usar la talla que usamos, y madurar a una horma mayor debería de ser nuestra meta.
No toda la vida serán fáciles las cosas. Un día tendremos que ser padres, abuelos, lideres, consejeros, capacitadores o asesores de otros. Allí tendremos que cambiar de zapatos.
Y Trataremos de llenar la talla, que los que nos antecedieron nos dejaron. Como la fe de un Abrahán, la confianza de un Noé, la obediencia de Isaac, o la firmeza de Jacob. La adoración de David, la valentíade Josué, La paciencia de Job, la pasión de pablo y la estabilidad de Santiago. Sin olvidar la pasión de Jesucristo la cual es el mayor modelo a imitar.
Debemos de cambiar de zapatos. Para que nuestros pasos se agilicen y nuestras huellas se profundicen, en la senda que otros un día, también tendrán que caminar.
- Cambiar de zapatos, es despojarnos de la mentalidad a la cual estamos acostumbrados, y ver el escenario con una perspectiva mayor, y más profunda.
- Cambiar de zapatos, es asumir. Es cuando se ensancha nuestra responsabilidad, y somos capaces de responsabilizarnos de los más grandes desafíos.
- El que cambia de zapatos Madura. Crece en su forma de pensar y actuar. Se muda a una nueva escuela de pensamientos.
- Los que cambian de zapatos, se estiran a dimensiones mayores. Dejan de ser conformistas y cómodos.
- Los que se resisten a cambiar de zapatos, están condenados a la mediocridad y el estancamiento.
Es tiempo de sumir, conquistar y avanzar. Y si para alcanzar eso debemos de tirar nuestras antiguas sandalias a la basura, lo haremos. Pero no se debe de transitar el camino descalzo, ni mucho menos con chancletas prestadas.
Cuando crece nuestra visión, crece nuestra fe, y si crece nuestra fe, crecerá nuestra horma. Y nuestros siguientes pasos serán más grandes que nuestras pasadas trayectorias.
“…Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;” Gálatas 4:1