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sábado, abril 27, 2024

Aplausos y flechas

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Por: Lic. César Augusto Meléndez | Director de capellanía universitaria Universidad Evangélica de El Salvador

“Porque ¿busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo”. Gálatas 1:10

¿Tiene usted la habilidad de involucrarse en toda actividad posible? Algunos hemos borrado la palabra “no” de nuestro diccionario y tomamos múltiples compromisos que llenan nuestra agenda. Buscamos servir fielmente a Dios, aunque con cierta facilidad, olvidamos que hemos sido llamados a ser buenos mayordomos de nuestro tiempo. Olvidamos que cada “sí”, trae también consigo un “no” y que nuestra presencia en un lugar, también significa nuestra ausencia en otro.

Hay un conflicto que se nos presenta, mismo que el Apóstol Pablo describe en Gálatas 1:10. Cuando nos convertimos en hijos de Dios, ya no es necesario buscar el favor de nadie más y no debemos buscar agradar a nadie más que a Él. Nuestra agenda diaria nos indica dónde o en quién estamos poniendo nuestro enfoque de vida, y el revisar nuestras actividades podría mostrarnos, si estamos enfocados en acciones para atraer los aplausos hacia nuestro liderazgo o si estamos actuando con la convicción de que todo lo que hacemos está en función del avance del Reino de Dios.

En muchos casos, el pastor o líder se ha vuelto experto en recibir flechas o señalamientos, al no tener la disponibilidad de participar en todas las actividades del desarrollo de la iglesia, o las actividades que le toca hacer al pastor, ante esto, necesitamos ser sensibles a la voz de Dios y tomar la decisión de estar, donde Dios nos quiere usar.

El Apóstol Pablo tomó la decisión de ser esclavo de Cristo y este es un desafío para nosotros también hoy, pues involucra toda nuestra vida. La manera de conseguir esa relación profunda con Dios, es pasando tiempo suficiente con nuestro Señor y la trampa en la que podemos caer, está en creer que una agenda saturada conseguirá mejores resultados. El objetivo no es el activismo. El objetivo es la fidelidad. Y debemos ser lo suficientemente honestos para reconocer la diferencia. Si lo hacemos, pasaremos tiempo con nuestra familia, fortaleceremos nuestro ministerio, pues Dios será nuestra fortaleza.

1ª Corintios 4:2 dice que «Además, se requiere de los administradores que sean hallados fieles». Muchos pastores han abandonado la obra, necesitamos cuidar a quienes están sirviendo a la iglesia. Comencemos por reflexionar que los aplausos no pueden ser la razón por la que permanecemos en el ministerio, y las flechas no tienen que ser la razón por la que renunciamos. Tengamos ánimo, Dios es fiel y Él es nuestro sustentador.  Que nuestro ser completo haga la voluntad de Dios y al mismo tiempo, que podamos ser agradables a Dios en todas las áreas de nuestra vida.

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