Por: Pastor Neftalí Alvarenga |Misión Cristiana Shekina Internacional
El profeta Habacuc, quién fue contemporáneo de Jeremías y que vivió un poco antes de que los judíos fueran llevados cautivos por los Caldeos a finales del siglo VI a. C. y que trató de evitar la vergüenza y dolor del exilio haciendo una excelente oración pidiendo restauración, la cual está registrada en el capítulo tres de su libro y que nos deja una profunda enseñanza y nos desafía a orar de la misma manera. En la versión NTV es más clara, porque dice:
«He oído todo acerca de ti, Señor. Estoy maravillado por tus hechos asombrosos. En este momento de profunda necesidad, ayúdanos otra vez como lo hiciste en el pasado. Y en tu enojo, recuerda tu misericordia.
Notemos lo siguiente:
- Habacuc sabía lo que el Señor había hecho con su pueblo en el pasado y estaba maravillado por eso.
- Reconoce que su pueblo está pasando por un momento de profunda necesidad.
- Le suplica a Dios que los ayude otra vez como lo hizo en el pasado.
- Apela a la misericordia de Dios.
De la misma manera, nosotros sabemos lo que el Señor hizo en el pasado, en la Iglesia y como manifestó su gloria al mundo, a través de ella. Y estamos conscientes que los cristianos no estamos viviendo en ese nivel de gloria del pasado. También somos testigos de la profunda necesidad de Dios que tiene nuestro pueblo debido a la crisis espiritual, moral, social, familiar y económica que enfrenta. Es momento oportuno para pedirle al Señor con una pasión como la del Profeta, que vuelva a obrar ahora, como lo hizo en el pasado. Que Su Santo Espíritu llene a Su Iglesia otra vez, y por medio de Ella, manifieste Su poder ante el mundo. Tenemos que pedirle misericordia porque lo hemos ofendido mucho con nuestros múltiples pecados.
Es tiempo de que los hijos de Dios volvamos a llenar los altares de nuestros templos y clamar apasionadamente porque haya una restauración del accionar del Espíritu Santo en la Iglesia que nos permita ministrar con genuina unción, recuperar el nivel espiritual que hemos perdido y ganar para Jesucristo a nuestro pueblo. Es necesario pedirle a nuestro Dios que tenga misericordia de nosotros y nos perdone tanto pecado que los salvadoreños hemos cometido.