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lunes, abril 29, 2024

Reglas para pasar a la siguiente etapa.

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Por: Pastor Juan Carlos Hasbun | Iglesia Cristiana Kemuel

No existe la vida sin pruebas, estas pueden ser en áreas personales, familiares, ministeriales, financiera, salud, etc. Y alguna puede convertirse como data el dicho popular en una piedra en el zapato, de pronto puede verse como una constante, sin embargo, hay cosas que, así como suben, bajan ¿Qué debo hacer? Nada, hay aspectos de solución a los que no se les dedica tiempo, vida, ni carga, muchas cosas que en el pasado pudieron ser el problema del momento, hoy son historia.

Se debe cuidar no darles mayor énfasis a las emociones, para no potenciar los problemas y aprender a separar el dolor de cabeza de las migrañas, no todos los problemas tienen la misma importancia, y es preponderante aprender a clasificar, entender y diferenciar qué aspectos valen la pena prestarles atención y que no debe tener ninguna relevancia.

Existen tres grupos en las que se pueden clasificar las circunstancias, el primer grupo son las crisis que llegan como consecuencia de mis decisiones, el segundo grupo son las crisis como consecuencia de otros, y el tercero son los problemas circunstanciales.

  1. Consecuencia de mis decisiones: Un adolescente de 15 años, en New York fue acusado como adulto de dos cargos de asesinato, tras herir de bala en la pierna a una turista brasileña y luego disparar contra un agente de la policía. Que forma de arruinar su vida, se puede ver una infinidad de lágrimas en él y en su madre; migrar de Venezuela, con un año de estar en Estados Unidos y desperdiciar de esta manera la oportunidad de una vida mejor. La primera regla para pasar a la siguiente etapa es no vivir tomando malas decisiones, si bien existen las segundas oportunidades, es mejor no vivir en una constante de errores y equivocaciones que lo único que hacen es retrasar el avance.
  • Las crisis como consecuencia de otros: Una señorita comenzó una vida sentimental con un chico y el producto de esa relación prematura fue un embarazo, ambos sin trabajar, en plena etapa de estudios y el precio de esas decisiones las paga su familia, que ahora deben sacar adelante a su hija y al nuevo ser que está en camino.  Las personas que son víctimas de las circunstancias por decisiones de otros no deben vivir con culpa, las preguntas no son qué hice mal, o por qué ocurrieron así los hechos, debe tomar medidas para disminuir el impacto de las consecuencias no buscadas, agarrar fuerzas para seguir adelante para no estancarse, ni hundirse por el impacto de la marea.   
  • Problemas circunstanciales: la pandemia del COVID-19, nadie la buscó, ni la deseó, nunca pensamos que iba a llegar, y eso no es culpa de nadie.  Por atroces que han sido las consecuencias, no es el resultado de una mala decisión o consecuencia de alguien más, sino que es circunstancial, así como es un terremoto, un huracán, entre otros, debemos aprender a reponernos por encima de las circunstancias. 

Hay personas que se estancan, muy a pesar de sus conocimientos, entran en pánico, es como si ingresan a un pantano, o caminan en arenas movedizas y se terminan hundiendo, porque les dan más relevancia a las circunstancias que a las soluciones, se les olvida lo plasmado en las escrituras: “Muchas son las aflicciones del justo, más de todas ellas le libra Jehová”. No debemos aferrarnos al torbellino de las emociones que está cargado de dolor, de negación, de frustración, sino que debemos aferrarnos a la mano de Dios, quien tiene la repuesta a toda circunstancia.

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