Por: Edwin Góngora.
Según la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estado Unidos), un eclipse solar total se produce cuando la Luna nueva cubre totalmente al sol. Es decir, cuando la Luna se ubica entre la Tierra y el Sol. Pero vista desde la Tierra, la Luna pasa generalmente un poco por arriba o por abajo del Sol.
Los eclipses de Sol se producen raras veces en las que la Luna pasa precisamente delante del Sol. En estos casos, su sombra barre una pequeña parte de la superficie terrestre. Por eso, en un lugar dado de la Tierra, los eclipses solares son poco frecuentes.
Si bien este fenómeno astronómico no fue posible verlo en su totalidad en todo el mundo, llamó la atención y movió a expertos y amantes de la astronomía a seguirlo de cerca, desde puntos claves y observatorios con equipo especializado.
Aquí en El Salvador, este fenómeno se apreció en un 32 por ciento, en medio de una enorme cantidad de creencias y supersticiones que acompañan estos fenómenos naturales.
Pero lejos de cualquier superstición y mito urbano que pueda generar el desarrollo de un fenómeno como este, ¿Qué nos dice la Biblia acerca de los eclipses?
Al revisar el Antiguo Testamento la aparición de este suceso llega acompañado de una serie de profecías que se han cumplido y cumplirán con el paso del tiempo, o también que las horas de oscuridad que experimentará Norteamérica, en tiempos bíblicos, habría sido interpretado como el triunfo del mal sobre el bien; claramente tenía un significado de vida o muerte.
Sin embargo, también sucede que el eclipse solar no sería otra cosa que, la manifestación pura del poder de Dios, respaldando su divina voluntad. De hecho, no es raro que estos fenómenos tengan lugar cuando está ocurriendo un importante evento religioso o milagroso.
De hecho, en la Biblia no se menciona la palabra “eclipse”, pero sí eventos relacionados con la oscuridad durante el día.
El relato más famoso o conocido es el día que crucificaron a Jesús y que está descrito en el evangelio de Mateo 27:45 que dice: “Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena”.
En el libro de Amós capítulo 8 verso 9 señala: “Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro.
Mientras que en el libro de los Hechos versículo 20, capitulo 2 nos dice: “El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor.”
Un eclipse solar es efectivamente un extraordinario fenómeno de la naturaleza durante el cual la belleza, la calidez y la luz del sol pueden quedar completamente opacadas por un objeto comparativamente más oscuro y frío.
Un fenómeno similar puede suceder en sentido espiritual, cuando permitimos que los asuntos pequeños e insignificantes se acerquen tanto que bloqueen la belleza, la calidez y la luz celestiales del evangelio de Jesucristo, dejando en su lugar una fría oscuridad.
Los lentes del Evangelio, que comprenden el conocimiento y el testimonio de los principios y las ordenanzas del Evangelio, proporcionan la perspectiva del Evangelio que, de manera similar, brinda protección a quien esté expuesto a los peligros de un eclipse espiritual.
Si ustedes hallan algo que parezca bloquear la luz y el gozo que Jesucristo le ha dado en sus vidas, les invito a colocarlo desde la perspectiva del Evangelio.
Miren a través de los lentes del Evangelio y estén alertas para no dejar que ningún asunto insignificante o intrascendente de la vida les oscurezca su visión del gran plan de felicidad. En síntesis, no permitan que las distracciones de la vida eclipsen la luz que nos brinda Jesùs.
