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miércoles, mayo 1, 2024

Yaneth: ¡No puedo callar!, Testimonio de vida de como Dios le liberó del cáncer.

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Por: Edwin Góngora

El cáncer de mama es el cáncer más frecuente reportado en El Salvador.

Más de 1858 al año, con un aproximado de 557 decesos en este mismo periodo cierran estas lamentables cifras.

De acuerdo con fuentes oficiales, una de cada 8 mujeres padecerá la enfermedad en algún momento de su vida.

Yaneth de Grande ha sido una de esas mujeres a quien el cáncer le impacto.

Ella comparte su testimonio con nosotros y con ustedes.

Nos cuenta que todo inicio en agosto de 2023. Luego de varios exámenes y una biopsia, (procedimiento que se realiza para extraer una muestra de tejido o de células del cuerpo para

su análisis en un laboratorio) el médico le confirma que de lo detectado una parte era maligna y otra benigna, algo no común en este tipo de padecimientos.

El tumor encontrado a Yaneth media 1 centímetro, lo que era la parte maligna, pero a su alrededor apareció una masa de 4 céntimos la que fue detectada como benigna.

El médico le explico que a veces nuestro cuerpo emite una especie de defensa, pero en su fe Yaneth aseguro que fue Dios quién le coloco esa protección.

“Dios mismo me hizo crecer esa masa benigna para que yo lo notara, y no solo me lo hizo crecer, me lo puso rojizo por un par de minutos para que yo me lo viera. Fue como que alguien me agarro la cara y me dijera mira en el espejo ahí está, mira, mira, y después se desapareció, Dios es realmente grande” señala.

En un principio el doctor le hablo de ocho quimio terapias, pero estas se redujeron a cuatro. Yaneth las describe de la siguiente manera: “Dios habló a mi corazón, tan claramente, que yo no podía perderme”.

Hubo debilitamientos, vómitos y mareos entro otros síntomas producto de las quimio, pero Yaneth encontró en la oración su mejor aliado, su refugio, su fortaleza plena.

Versículos como 1era. Reyes 19:7 “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. Mateo 11:29-30 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” fueron de mucho respaldo en esos momentos.

Pero la segunda aplicación de la quimioterapia fue dura explica, al experimentar un desmayo y tener temor que las que vendrían le afectara mucho más.

Pero a su corazón llego este versículo, Isaías 41:13 “Porque yo, Jehová, soy tu Dios, quien te sostiene de la mano derecha y te dice: No temas, yo te ayudaré”.

“Maravillosamente la tercer quimio, fue la más amigable, vine a la casa como si lo que me habían puesto eran vitaminas, no me sentí cansada, ni agotada, me sentía con energía, y solo pude decir “Gracias Dios”

La historia de Naamán, General del ejército del rey de Siria, fue otra de las enseñanzas de las que tomo fuerzas y de la que Yaneth de Grande asegura, “Dios a veces no nos sana con solo decir una palabra o extender su mano, usa a veces procesos, porque Él está más interesado en nuestro crecimiento espiritual que en nuestra comodidad”

Ella dice que no hubo ningún trato con Dios, no hubo quejas, no hubo preguntas, lo que hicieron con su esposo fue arrodillarse y confiar en todo momento que él tenía el control de su situación.

En recuperación de una reciente operación y de todo lo experimentado en los últimos 6 meses, Yaneth reflexiona, “No podemos vivir la vida aun siendo cristianos como que, si Dios no existiera porque a veces en nuestro diario vivir, vivimos en un mundo tan lleno de pecado, un mundo tan lleno de competencias sin pensar que un día vamos a estar delante de él y vamos a dar cuentas”.

“No podemos vivir pensando solamente en este mundo, sin pensar que el señor está allí presente todos los días, cada minuto, cada segundo. Él no está viéndonos solo por vernos, a ver si nos equivocamos, sino para amarnos, para cuidarnos. Porque todas las advertencias que Dios ha puesto están en su palabras”.

A esta fecha y por la gracia de Dios, Yaneth ha ido recuperando sus fuerzas y su salud, al grado que desde hace dos semanas se incorporó nuevamente a sus actividades laborales.

Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Juan 11:4.

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