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sábado, diciembre 7, 2024

La Familia: Un Llamado a la Reflexión

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Por: Lic. César Meléndez – Director de Capellanía Universitaria

Universidad Evangélica de El Salvador

La familia, como núcleo esencial de la civilización humana, enfrenta desafíos sin precedentes que demandan nuestra atención y acción colectiva.

En las últimas décadas, hemos sido testigos de una transformación profunda en la estructura y dinámica familiar. Los medios de comunicación y la cultura popular han desplegado ante nosotros propuestas equivocadas llenas de desenfreno sexual, infidelidad, divorcio y violencia. Estos fenómenos no solo reflejan cambios en las normas sociales, sino que también impactan profundamente la estabilidad y cohesión de nuestras familias.

Las nuevas generaciones experimentan dificultades para cultivar habilidades sociales y emocionales fundamentales. Poseen los mayores adelantos tecnológicos, pero éstos terminan por poseer su tiempo y su corazón. Este alejamiento de la interacción humana directa, podría estar contribuyendo a una pérdida de conexión familiar y comunitaria, crucial para el desarrollo saludable de individuos y sociedades.

La crisis moral y ética que enfrentamos es alarmante. La Biblia, como fuente de sabiduría nos ofrece un camino claro hacia la restauración y fortalecimiento de la familia. Enfrentar estos desafíos desde una perspectiva bíblica no es simplemente una opción, sino una necesidad urgente, si queremos preservar la esencia misma de la familia como un lugar de intimidad, amor, seguridad, crecimiento y moralidad.

El llamado a vivir llenos del Espíritu Santo, que nos hace el Apóstol Pablo en la carta a los Efesios 5:18 “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”, no es solo una recomendación, sino un principio fundamental para cultivar relaciones familiares sólidas y significativas. Es el antídoto necesario frente a soluciones superficiales que solo enmascaran problemas más profundos.

El amor y el respeto mutuo, deben ser la base de nuestras relaciones familiares. El modelo sacrificial de Cristo hacia la iglesia nos enseña a comprometernos y sacrificarnos por el bienestar de nuestros seres queridos. Como dijo el Teólogo Jonathan Edwards: “Toda familia cristiana debiera ser una pequeña iglesia, consagrada a Cristo, e influenciada y gobernada enteramente por sus mandamientos. La educación y orden de la familia son algunos de los mejores medios de gracia”.

Es crucial que reconozcamos que la familia no es solo un concepto abstracto, sino una realidad concreta que afecta profundamente nuestras vidas. La manera en que interactuamos dentro de nuestras familias influye directamente en la salud de nuestra sociedad en general. Cada palabra, cada gesto de amor y cada acto de sacrificio en el contexto familiar tiene un impacto que trasciende las generaciones.

Por lo tanto, el desafío que enfrentamos no es solo proteger la institución familiar, sino revitalizar su propósito y significado en un mundo que a menudo parece perder de vista lo que realmente importa. A través de un compromiso renovado con los principios bíblicos y el ejemplo de Cristo, podemos restaurar la familia como un faro de esperanza y estabilidad en tiempos de incertidumbre y cambio.

La invitación es para todos: padres, hijos, esposos y esposas. Es hora de volver nuestros corazones y acciones hacia la verdadera fuente de amor y vida, encontrando en la familia no solo un refugio, sino un laboratorio de crecimiento espiritual y humano donde florecen el amor, la unidad y el propósito Divino.

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