Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado|
Iglesia: Lirios del Valle Central
«¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!»
Mateo 23:24
¿Coláis el mosquito y tragáis el camello?
Esta es una frase del gran maestro Jesucristo, dedicada a los hipócritas fariseos religiosos. Y es que muchas veces nosotros también, nos comportamos igual… colamos el mosquito y tragamos el camello. Nos fijamos y señalamos detalles, errores y defectos muy pequeños, y las cosas más dañinas, las tragamos completas.
Criticamos al que falla, y lo condenamos sin misericordia, cuando muchas veces nosotros estamos más manchados que ellos.
¿Cuántos mosquitos has colado, y cuantos camellos te has tragado?
Jesús intervino en la congregación de los que estaban por apedrear a la mujer adúltera, y les pregunto si acaso ellos no habían cometido pecado, y sus mismos corazones oscuros les recordó todos los camellos que se habían tragado vivos, mientras soltaban las piedras, sin poderlas lanzar debido a la acusación de sus propias conciencias. Así que tuvieron que dejar de colar moquitos ese día.
Amigo, Ya no mires los pequeños defectos de los demás, ni le sigas lanzando piedras a los que han caído. Pon tus ojos en Jesús, mira tus propios pasos para que no caigas y, sobre todo, perdona a los que Cristo ya perdonó.
Los coladores de mosquitos no observan sus propios pies.
Como cuando un día nos dijeron: ¡amárrate los zapatos, te vas a tropezar en las cintas! Y eso nos generó interés, en aprender a hacer la famosa chonga, con las cintas que aseguraba nuestro calzado.
Eso fue un acontecimiento en nuestra vida, el día en que por primera vez lo hicimos por sí mismos.
Orgullosos le mostrábamos a todos diciéndoles: “ya puedo amarrarme los zapatos” y por ello recibimos felicitaciones. Pero de vez en cuando, esas cintas se aflojaban, y las volvíamos a asegurar lo mejor que podíamos, valiéndonos de la nueva habilidad que habíamos adquirido la cual era amararlos.
Quizá al jugar un partido de fútbol, alguna vez un zapato nos salió volando por los aires, y en el mismo instante corrimos tras de él, para esta vez amarrarlo con todas nuestras fuerzas, y evitar que nuestros amigos se volvieran a reír.
Ahh que días aquellos…. Cuando los errores cometidos NO frustraban nuestro avance, sino que, con ímpetu, y energía reparábamos nuestros errores en el mismo momento.
Por lo tanto, no dejes de avanzar, simplemente porque las cosas no salen como lo esperabas. No dejes de correr por un par de personas que se burlaron de ti. Amárrate bien los zapatos, y no pares. Hecha toda tu ansiedad sobre Jesús, porque él tiene cuidado de ti. No le desamarres las citas a otros para que se caigan, porque como Juan el bautista, no somos dignos de desatarle las sandalias a nadie. Sino más bien, preocupémonos porque cada día, tengamos bien asegurados nuestros pasos, con los fuertes nudos de la fe.
Los coladores de mosquitos, terminan siendo juguete de todos
La gente dice que aquellos que gritan, se enojan y se alteran con facilidad son de carácter fuerte. Pero no es así, las personas hirientes y mal humoradas en realidad son de carácter débil. El que se enoja fácilmente, es manipulado por las personas y las circunstancias. Carece de poder y dominio propio. No sabe controlar sus emociones y es víctima de sus propias explosiones emocionales. Porque los que quieren controlar todo, terminan SIENSO JUGETE DE TODOS.
Se enferman con mayor frecuencia, no respiran con tranquilidad y ni siquiera disfrutan el vaso de agua que beben.
Ellos viven la vida pensando que todo se hace como dicen, mas no saben que son juguetes de todos. Incluso ni siquiera son dueños o dueñas de sus emociones y sentimientos. Amargan sus vidas desde el inicio del día, sin tener licencia para ser felices. Su vida es una tragedia. Y seguirán así, al menos que se dejen endulzar por Cristo. Si tan solo esa persona de carácter débil, deja de disfrazar sus amarguras, frustraciones, conflictos no resueltos, traumas y complejos, permitiéndole a Dios que transforme su vida… entonces por fin dejara de ser, el juguete de todos. Solo Cristo puede desintoxicar las almas envenenadas, solo Jesús nos puede cambiar a todos, y darnos un carácter fuerte, capaz de ser felices todos los días para por fin, dejar de ser, el juguete de todos.
En resumen, dejemos de colar los mosquitos y tragar camellos.
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