Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado|
Iglesia: Lirios del Valle Central
Dios le hablo al profeta jeremías, mientras estaba en la casa del alfarero observando el trabajo delicado que hacia el moldeador. (Jeremías 18)
Miraba la futura vasija que se levantaba del barro húmedo y aunque un poco disforme, pero aún estaba sobre la rueda, dando vueltas y vueltas en círculos, para poder ser formada.
Cuando de repente se echó a perder, en las mismas manos del diseñador. Sin embargo, la retomó para darle una nueva forma.
Así que, lo que parecía un error, vino a ser una obra maestra, perfecta y elegante, construida del mismo barro, que antes había fracasado.
De la misma manera, nada se echa a perder en las manos de Dios.
Como el más experto de los alfareros, hace surgir grandes obras de lo rustico, y lo defectuoso.
Por lo tanto, mientras sigas en las manos de Dios, nada se perderán en ti.
Aun los más grandes fracasos, serán ocupados como materia prima de un mejor destino.
Así que no te quejes de las vueltas; es decir, de aquellos episodios que acontecen en tu vida una y otra vez. Porque ciertamente estás en la rueda sabia del alfarero, hasta llegar a ser levantado por sus hermosas manos, ya no a tu manera, sino a la forma y diseño del experto diseñador.
Así que, si de repente todo se ha venido abajo en tu vida, ten seguridad, que viene el tiempo de la segunda vasija, y que serás levantado por las amorosas manos del alfarero.
Por ejemplo, luego de que Job lo perdiera todo, levantó un altar para Dios.
Aunque de manera incongruente con la mente humana, él exaltó a Jehová en medio de la crisis más devastadora de su vida.
Imagínate, después de ser millonario, ahora era pobre, después de tenerlo todo, ahora no tenía nada. Y agregado a eso también perdió sus hijos. No podía faltar más dolor. Perdió a todos sus hijos, en el mismo día en que sus riquezas se convirtieron en cenizas.
Pero luego de recibir las peores noticas, él notificó públicamente su nivel de fe y obediencia a Dios, por medio de su adoración en el altar. De él se escribe lo siguiente: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.” (Job 1:22)
Y es que no hay despropósito para ti, incluso cuando lo que te suceda no tenga sentido.
Aunque pareciere que todo te está saliendo mal, llegaras a un feliz término y luego entenderás el porqué de todo, y con seguridad le darás gracias a Dios, por esas amargas experiencias que parecieron destructivas pero que al final te llevaron a una bendición mayor.
Por lo tanto, dale gracias a Dios en todo y por todo, manteniendo la seguridad en tu corazón, en que pase lo que pase, para ti no habrá despropósito alguno.
Así que prepara tu fe, porque serás sorprendido por Dios, y se aproxima el tiempo, de tu segunda vasija.
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