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martes, enero 21, 2025

Detrás de la neblina

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Por: Luis Medina, Director La Prensa Cristiana.

Hace más de una década, asistía en función de reunificar una iglesia que por motivos ajenos se encontraba dispersa, pero cada visita, que era 3 veces por semana, era toda una travesía, porque para llegar hasta su ubicación había que atravesar una carretera con infinidad de elementos, angosta, curvas pronunciadas, el retorno era altas horas de la noche por la distancia y la agravante es que siempre estaba llena de neblina por estar situada en un lugar alto.

Lo curioso es que la travesía tenía un propósito especial, que al final se logró en reunir a los dispersos, pero para concretar la misión había que atravesar todas las vicisitudes antes mencionadas, había que atravesar la neblina.

Cuando se va en medio de esa densa neblina, no hay claridad y los resultados pueden ser desastrosos, esto aplica no solo para esa carretera en cuestión, aplica también para la vida ¿Qué se debe hacer cuando no se tiene claridad? Bajar la velocidad, ya sea por tener la esperanza o confianza que esa etapa de visión borrosa pasará pronto, o por el hecho que si se genera un impacto será mucho más leve si se tiene la capacidad de mantener un ritmo lento, esto hasta parece lógica simple, pero el afán por llegar al destino puede jugar en contra y al aceptar esa presión se puede hacer todo lo inverso a la calma.

La neblina en un sentido figurado en la vida llega de muchas formas, desde una enfermedad personal o de un familiar, recursos económicos limitados, metas distantes de las proyecciones, depresión, ansiedad, desconcentración, y un sin número de aspectos que cada uno puede enlistar, son aquellas cosas que no nos permiten concentrarnos, que nos distraen, que nos desenfocan, que nos hacen alejarnos de nuestro destino.

Aquel camino descrito en la introducción nunca iba a cambiar, cuesta entenderlo, pero si cambió por completo nuestra capacidad de interpretación, la transitamos tantas veces al punto que ya sabíamos que había detrás de cada curva, detrás de la densa niebla, es como si la mente se acopla y ya no entra en pánico, miedo o zozobra, sino que crea una nueva perspectiva. Cuantos caminos usted y yo ya tenemos ganados, que los conocemos a la perfección, querido lector, aquellos que aún no conocemos no tengamos miedo de transitarlos, dentro de un tiempo esa densa neblina que se ve en el horizonte será cruzada y llegaremos a nuestro punto final.

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