Un año termina, y con él cerramos un ciclo, pero también iniciamos uno nuevo: una oportunidad fresca, una nueva temporada.
Confío en que este año que concluye haya sido bueno para ti y, si no fue así, que haya dejado en tu vida reflexiones que te fortalezcan para este nuevo comienzo.
Dar gracias por todo no siempre es fácil. Hay momentos duros que no entendemos. Sin embargo, al reconocer que todo viene de Dios, nuestro espíritu encuentra fuerza para superar cualquier circunstancia.
2024 llegó a su fin.
Fue un año intenso y lleno de retos para muchos.
Para otros, trajo triunfos y sabores agradables como fruto de su esfuerzo.
Y sí, también hubo lágrimas y momentos difíciles. Pero, aun en medio de todo, agradecemos a Dios por la vida, porque seguimos aquí, con la oportunidad de trabajar y ser mejores cada día.
Como comunicador, mantengo mi esperanza y mi oración de que El Salvador siga mejorando, construyendo un presente sólido y un futuro extraordinario. Deseo que todo lo alcanzado permanezca, beneficie a las generaciones futuras y se convierta en un legado.
Que el esfuerzo, la honestidad y la convicción sean parte de nuestra identidad.
Que cada visión esté puesta en Dios, quien abre los caminos y nos da propósito.
El año que termina deja aprendizajes y experiencias valiosas, pero también nos llena de expectativa por lo que viene. Iniciar un nuevo ciclo nos invita a asumir retos con mejor actitud, disciplina y responsabilidad.
Desde esta perspectiva, queridos amigos lectores, quiero compartirles algo:
¡Renuncio!
Sí, renuncio.
Renuncio a desanimarme. Cada nuevo día es un regalo de Dios, y así lo recibiré.
Renuncio a no dar mi mejor esfuerzo para que niños, jóvenes y adultos conozcan su palabra y entiendan que la familia es su modelo eterno.
Renuncio a perder la confianza en lo bueno.
Renuncio a negar a Dios como Padre, a Jesús como Hijo y al Espíritu Santo como Consolador.
Renuncio al pesimismo y el desorden.
Renuncio a los pleitos, los rumores y la murmuración.
Renuncio a cargar con todo aquello que no suma en mi vida.
Renuncio a la inconformidad y, en su lugar, me comprometo a esforzarme al máximo para cumplir mi propósito.
Te invito a que tú también renuncies a lo que no te sirve. Deja atrás todo lo que no necesitas llevar en este viaje hacia el nuevo año.
Este 2025 estará lleno de oportunidades. No las dejemos pasar. Renovemos nuestra mentalidad, alejados de pasiones extremas, buscando siempre lo mejor para todos.
Deseo de corazón que lo que viene sea bueno, próspero, positivo y extraordinario.
